Por: Claudia Rodríguez / De Reporteros
Faltan cinco días para las elecciones intermedias, aún no se sabe cuál será la decisión del electorado, pero el Instituto Nacional Electoral (INE) y los consejeros, principalmente los que no se han doblegado al autoritarismo, ya son víctimas de acoso por parte de grupos afines a Morena, el partido en el poder, que se encuentran instalados en el exterior del edificio sede en Ciudad de México, con mantas plagadas de insultos, amenazas y acusaciones. Hasta dos ataúdes tienen colocado, en uno de ellos con un dibujo del consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello.
Así lo muestran las imágenes tomadas por el reportero gráfico Francisco Geminiano, en las que se observa que al interior del INE ya se empiezan a montar las carpas en las que se instalarán diversos medios de comunicación acreditados, así como la macro sala de prensa para los reporteros y fotógrafos acreditados. Mientras que en el exterior hay mantas con amenazas al INE y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) plagados de groserías.
También tienen dos ataúdes, uno de ellos con un dibujo del consejero presidente Lorenzo Córdova, el otro, se supone, es dedicado a Ciro Murayama, lo que es una clara amenaza hacia quienes tienen la responsabilidad de garantizar elecciones limpias, pero poco ayudan los fanáticos de Morena.
Los simpatizantes de Morena instalaron casa de campaña, plásticos, lonas, sillas, mesas, en una de las banquetas del exterior del INE, en claro acoso a los consejeros cuando las elecciones ni han ocurrido y se desconoce el resultado de la decisión que tomen los votantes el próximo 6 de junio. En una de las mantas se lee: “Lencho y Ciro ya nos cansamos; A chingar a su madre”, en alusión a Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.
Una maniobra muy sucia que pone en evidencia a Morena y sus dirigentes, al no permitir que el proceso electoral se lleve a cabo en tranquilidad, acusando, sin pruebas, tanto a los consejeros del INE como a los magistrados del TEPJF, y poniendo en duda la honorabilidad de los funcionarios de casillas, todos ciudadanos elegidos por apellido, no por filiación partidista toda vez que cada uno de los partidos políticos tiene un representante en el INE que pueden dar cuenta de la honestidad del árbitro electoral, a menos que tampoco confíen en sus representantes.