Por: Tomás Rojas Madrid
- En Tlaxcala y Zacatecas, Morena pierde su ventaja.
En 2018 Morena ganó abrumadoramente, sin embargo, no ha logrado entender que ello obedeció a un fenómeno social y político que tiene nombre y apellido y no a sus cualidades como movimiento, porque no han logrado ser un partido político en forma, con estructura, organización y disciplina.
Muestra de ello es que, contra todo pronóstico, los candidatos de Morena que comenzaron con una amplia ventaja este proceso electoral, hoy han sido alcanzados y rebasados por la oposición que ha sabido organizarse y aprovechar los tropiezos de los desprestigiados candidatos morenistas.
Dos buenos ejemplos son Tlaxcala y Zacatecas, estados que Morena daba por ganados y cuyos números se han ido revirtiendo hasta anunciar la victoria del PRI con dos mujeres que no tienen cola que les pisen y que han sabido dar la batalla por su partido.
En Zacatecas, los tropiezos y escándalos de David Monreal hicieron que Claudia Anaya, abanderada del tricolor a la gubernatura, lo aventaje por alrededor de cinco puntos. Mientras tanto, en Tlaxcala, caballo que alcanza, gana y Anabell Ávalos le da al tricolor, según las mediciones de la semana antepasada, una ventaja de cuatro puntos sobre su más cercano competidor.
Ante estos cambios en las preferencias electorales, la reacción del gobierno de Morena fue contundente y se sabe gobernadores de entidades como Guerrero, Tlaxcala y Zacatecas han sido citados en diversas dependencias en la Ciudad de México donde han sido presionados para que brinden su apoyo a los candidatos de Morena a cambio de no terminar de perseguido político como el gobernador de Tamaulipas.
El único que ha sacado la casta es el gobernador de Zacateas Alejandro Tello, que ante la presión de Morena y las amenazas del Senador Ricardo Monreal presentó una denuncia ante la Fiscalía del estado por calumnias y amenazas.
Habrá que ver cómo reaccionas los gobernadores de las otras entidades que tienen la oportunidad de ser sucedidos por una persona de su partido. ¿Cederán a las presiones de Morena o se mantendrán leales al partido que los llevó al poder?