Un equipo de arqueólogos peruanos descubrió un antiguo edificio ceremonial de miles de años en la región de La Libertad, al noroeste de Perú. Una de las paredes de la huaca estaba decorada con la pintura de una deidad araña empuñando un cuchillo.
Los arqueólogos observaron el mural por primera vez en noviembre de 2020, luego de que los agricultores locales dañaran la estructura del templo, por hacer trabajos para expandir sus plantaciones de caña de azúcar y aguacate.
Al inspeccionar el monumento, encontraron una figura pintada sobre un fondo blanco en la pared sur, en tonos ocre, amarillo y gris. Régulo Franco Jordán, director de investigaciones arqueológicas de la Fundación Augusto N. Wiese, afirmó que la huaca tiene alrededor de 3.200 años y probablemente tuvo un significado ritual.
La figura del mural era “un ser zoomorfo estilizado”, una deidad híbrida humano-animal. Suponen que podría ser parte araña, un animal importante en la cultura Cupisnique precolombina.
La pared que sostiene el mural del dios araña da a un río que divide el valle de Virú. Al parecer la deidad tenía una conexión con el agua, y las ceremonias sagradas probablemente se realizaban en el templo durante la temporada de lluvias entre enero y marzo. En esos meses los niveles de agua en el río habrían sido más altos.
“Cuando llegué al lugar, me sorprendió demasiado ver una fachada tan impresionante con figuras geométricas”, expresó Franco a Andina. “Los tipos de adobe hallados allí no poseían relación con la ocupación Moche, sino con la de Cupisnique”, añadió.
Se concluyó que el monumento pertenece a la etapa formativa o inicial, es decir, data de alrededor de 3.200 años. La cultura Cupisnique prevaleció a lo largo de la costa norte de Perú desde alrededor del 1250 a.C. al 1 d.C. Este pueblo construyó los primeros templos conocidos de la región durante ese periodo, según el Museo Larco, un museo de propiedad privada en Lima.
Las deidades araña se representaban con frecuencia en platos y tazas de cerámica. Las asociaban con la fertilidad. Aproximadamente el 60% del templo fue destruido por la construcción de los agricultores. Solo quedó un pequeño edificio con una medida de aproximadamente 5 metros de alto y 15m de ancho.
Para proteger la huaca, apodada «Tomabalito» por el Castillo de Tomabal, otro sitio arqueológico en las cercanías, Jordán se comunicó con la oficina descentralizada del Ministerio de Cultura de Perú en La Libertad y solicitó una “intervención de emergencia”. El especialista busca limitar el acceso al sitio hasta que se levanten las restricciones actuales por la pandemia.