La escasez de gasolina se recrudeció este miércoles en buena parte del sureste de Estados Unidos por culpa del ciberataque al principal oleoducto del país, que sigue sin funcionar desde hace seis días, y que ha disparado las compras preventivas de combustible en el país.
Largas filas de vehículos esperando para abastecerse de carburante han sido filmadas en numerosas zonas del país en esta jornada en la que se esperan noticias de Colonial -la empresa que opera el oleoducto- sobre la fecha para reanudar el bombeo de esta red que abastece el 45 % del consumo en la costa este.
Según el portal especializado GasBuddy, este miércoles se registraba escasez de combustible en estaciones de servicio de estados como Georgia, Alabama, Tennessee, Carolina del Norte, Carolina del Sur, Florida, Virginia, Maryland, Misisipi, Virginia Occidental, Kentucky e incluso el Distrito de Columbia, donde está Washington D.C.
Carolina del Norte, con un 68 % de las estaciones de servicio secas, así como Carolina del Sur, Georgia y Virginia, con un 42 %, sufrían hoy el mayor impacto.
Los Gobiernos de Carolina del Norte, Florida, Georgia y Virginia declararon el estado de emergencia para atender el repunte en la demanda y levantar algunas medidas para facilitar el transporte de combustibles.
La situación es más apremiante en ciudades como Greenville (Carolina del Norte) y Spartanburg (Carolina del Sur), donde un 78 % de las estaciones ha dejado de operar, así como en Pensacola (Florida) y Charlotte (Carolina del Norte), que sufren ya el cierre de un 73 % y un 71 %, respectivamente, de los puntos de abastecimiento.
Según los datos de la Asociación Estadounidense del Automóvil (AAA, en inglés) el precio medio de la gasolina en el país subió 6 centavos durante la semana.
Medios especializados ya registran incluso que el galón se paga a 3,008 dólares frente a los 2,297 dólares de hace una semana, aunque GasBuddy atribuyen también en parte esta subida de los precios, superando el listón de los 3 dólares por primera vez desde 2014, a la recuperación económica que vive el país después del impacto de la pandemia.
En todo caso, la preocupación por la falta de combustible ha disparado las compras nerviosas y obligado a autoridades como la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor (CPSC, en inglés) a emitir advertencias sobre el uso de recipientes “no aprobados para combustible”
Ante esta situación, el secretario de transporte, Pete Buttigieg, instó este miércoles a no acaparar combustible.
Durante la rueda de prensa diaria de la Casa Blanca, Buttitieg subrayó que “bajo ninguna circunstancia se debe poner gasolina directamente en nada que no sea un vehículo o un contenedor aprobado”.
Además insistió en que la “máxima prioridad” del Gobierno “es llevar el combustible a las comunidades que lo necesitan” e indicó que este incidente también recuerda que “la infraestructura es una cuestión de seguridad nacional”.
En lo que parecería una tormenta perfecta, medios locales han reportado igualmente que en algunas zonas del sureste del país escasean los conductores de camiones cisterna, un fenómeno que se agudizó a raíz de la pandemia.
El diario The Washington Post reveló, citando cifras de la industria, que en 2019 alrededor del 10 % de los camiones del sector petrolero estaba inactivo. Ese porcentaje ha alcanzado un 35 % en la actualidad.
Entregan gasolina con transportistas
Colonial reveló en un comunicado el martes que ha entregado a través de transportistas unos 967.000 barriles de combustibles (unos 41 millones de galones) destinados a ciudades como Atlanta (Georgia), Belton y Spartanburg (Carolina del Sur), Charlotte y Greensboro (Carolina del Norte), Baltimore (Maryland), Woodbury y Linden (Nueva Jersey)
Este miércoles, el precio del petróleo intermedio de Texas (WTI), que sirve de referencia en EU, abrió con un alza del 1,33 %, hasta los 66,15 dólares el barril, con el mercado pendiente del restablecimiento de operaciones de Colonial.