Especie emblemática para la conservación marina y la protección de hábitats clave ante la emergencia climática, el caballito de mar enfrenta un pronunciado declive que lo hace cabalgar hacia la extinción, con la disminución en las últimas dos décadas de más del 90 por ciento de su población en el Golfo de México, Península de Yucatán y Mar Caribe.
El caballito de mar es un pez con forma equina resultado de la evolución, que puede vivir de uno a cinco años, medir hasta 29 centímetros de largo y pesar poco menos de 500 gramos en edad adulta.
Con movimientos muy lentos y colores llamativos, vive a poca profundidad en arrecifes de coral, pastos marinos y manglares, que son importantes sumideros de carbono y barreras naturales contra huracanes.
Presente en el planeta desde hace 40 millones de años, el Hippocampus sirve para monitorear la salud del ecosistema con parámetros adecuados de oxigenación y temperatura, así como para regular la existencia de pequeños crustáceos, pulgas de agua y larvas de peces.
A pesar de su importancia para enfrentar el calentamiento global, México ocupa el tercer lugar como mayor exportador de caballitos de mar secos a China para su uso en la medicina tradicional como supuesta cura para enfermedades renales y para tratar la impotencia sexual masculina, ya que se utiliza en la elaboración de pomadas que se untan en los genitales.
Además de que se consumen en banderillas como botana o triturados en sopa, té o vino de arroz, lo que cada vez tiene mayor demanda.
Según registros de importación del Puerto de Hong Kong en el período 2008-2018, a los que tuvo acceso la organización internacional Traffic, Tailandia surtió el 80 por ciento de los caballitos de mar secos, Guinea el seis por ciento, México el cuatro por ciento, Malasia dos por ciento e Indonesia dos por ciento.
El promedio de ingreso anual por esa frontera fue de un millón 577 mil ejemplares para el mercado interno, por lo que nuestro país contribuyó con más de 63 mil ejemplares.
La cifra anterior contrasta con los 700 caballitos de mar “criados en cautiverio”, reportados al año por México como exportación legal a China ante CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres).
Alejandro Olivera, representante del Centro para la Diversidad Biológica, explicó que la mayoría de las cuatro especies mexicanas de caballitos de mar que llegan a China son arrancados del medio natural y traficados de manera ilegal, debido a que no hay permisos para su captura por estar “Sujetos a Protección Especial” en la NOM-059.
El biólogo marino señaló que de acuerdo a un informe elaborado en junio de 2019 por el Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad de México, la mayoría de los caballitos de mar se compran a los pescadores de Quintana Roo, Veracruz, Acapulco, Mazatlán, Manzanillo y Yucatán.
Según sus testimonios, no hay ningún incentivo para el mercado legal de especímenes mexicanos, pues el mercado negro tiene redes de distribución establecidas “que permiten comercializar individuos silvestres sin permisos, que además son más atractivos para el consumidor final por sus grandes tallas”.
El activista reveló que a pie de playa los intermediarios pagan entre 20 y 50 pesos por cada caballito de mar mientras que en locales comerciales de Hong Kong se vende hasta en 10 mil dólares el kilogramo, alrededor de 200 mil pesos.