Desde las grandes civilizaciones de la antigüedad existía subrogación de labores de seguridad o pelea de batallas del reino principal por parte de barbaros o poblaciones guerreras, sin embargo el Outsourcing tiene su origen reconocido en los 60’s en el país vecino del norte, con el inicio de la era de procesamiento de datos, donde las empresas se vieron obligadas a subcontratar a terceros expertos ajenos a ellas con capacidad y conocimientos para la mejor aplicación de recursos tecnológicos y humanos.
El Outsourcing, también conocido como subcontratación o externalización de actividades, inicialmente era entendido como la encomienda de actividades básicas a terceros, reduciendo cargas de trabajo e incidiendo en la productividad, al no distraer la atención y esfuerzo de sus trabajadores, más que en el objetivo de creación de la empresa.
A diferencia de la generalidad donde el auge de la subcontratación fue conjuntamente con la nueva era tecnológica, y la necesidad de acceder a servicios de una empresa externa capacitada y con lo más avanzado en equipos; México comenzó con la contratación de trabajadores externos de servicios de limpieza y seguridad, se continuó con los servicios de comedor y mantenimiento; y en los últimos años cronológicamente se fueron requiriendo servicios de sistemas de informática a la par de mantenimiento, procesamiento y equipamiento de estos, mobiliario, relaciones públicas y mercadotecnia, hasta requerir apoyo en áreas de reclutamiento, selección y capacitación de personal; procesamiento de nómina y personal eventual.
Con TLCAN y la apertura comercial, nuestro país entro a una era de máxima competitividad, con una apertura comercial global, donde el ser un atractivo para los inversionistas se convirtió en una catapulta para el desarrollo económico; pero tal fue la demanda del outsourcing que se cayó en el abuso de su implementación, al grado que actualmente es visto como una forma de evadir obligaciones laborales, vulneración de derechos de los trabajadores e incluso efugio fiscal.
El Congreso de la Unión sabedor de la situación y oído de demandas sociales, a iniciativa del Poder Ejecutivo federal, dio inicio con los trabajos legislativos en materia laboral para la regulación del outsourcing, desencadenando opiniones encontradas, pues si bien la aseveración de su mala práctica es cierta, de igual forma los ideales de la subcontratación son con la finalidad de maximizar la productividad y crecimiento económico, reflejado en la economía de un país.
En ese contexto, a principios de año comenzaron las negociaciones con la iniciativa privada para generar una reforma protectora de derechos laborales, sin afecciones para esta; por lo que tras tres meses de estira y afloja, el presidente de la república y el sector empresarial llegaron a un acuerdo favorable para ambas partes, donde este último se obliga a integrar a su nómina a sus trabajadores subcontratados, dejando la puerta abierta para la contratación de servicios especializados distintos de su objeto social.
Conclusivamente debemos reconocer la labor del ejecutivo y el sector productivo( empresarios y sindicatos) pues en un mundo globalizado, cuya competitividad se centra en la magnificencia de la capacidad productora, un país que dejo atrás su dependencia de la comercialización de hidrocarburos, para dedicarse al comercio exterior; el resultado de la negociación es plausible pues logra la protección de derechos laborales, dejando la opción a la iniciativa privada de contratar especialistas cuyo servicios sean distintos a su actividad preponderante, manteniendo su inversión, que tanto incide en la economía nacional.