Por Miguel Ángel Cruz Muciño
Actualmente, en el mundo hay millones de personas que no saben leer ni escribir, algunas de las habilidades que comprende la alfabetización, pero ¿qué significa esta palabra?, ¿cuál es la importancia de ésta?, ¿qué ocurre si una persona o una sociedad no está alfabetizada?, y ¿qué es lo que se ha hecho para promoverla?
La alfabetización, la cual se relaciona estrechamente con la educación, es un derecho humano que consiste en el aprendizaje continuo y la adquisición de habilidades, conocimientos, valores y competencias elementales que les permiten a las personas resolver o encontrar una solución a los problemas a los que se enfrentan en diversos ámbitos a partir de lo que aprendieron.
De acuerdo con la UNESCO, la importancia de la alfabetización radica en que contribuye a que las personas puedan vivir y trabajar con dignidad, realizar fácilmente tareas en las que se requiera de un análisis lingüístico de tipo diferente, desarrollar sus capacidades, adquirir una conciencia crítica, tomar decisiones fundamentales, mejorar sus calidad de vida, utilizar el conocimiento adquirido, aprender continuamente, moverse en su contexto y lograr de manera plena su desarrollo.
Sin embargo, cuando una sociedad o una persona no está alfabetizada es más probable que viva o tienda a vivir en condiciones de pobreza y desigualdad; disminuya su coeficiente intelectual; se le niegue el acceso a una educación de calidad; presente puntajes bajos en pruebas psicológicas y de inteligencia; esté más expuesta a padecer algún tipo de demencia o patología del sistema nervioso; y sufra violaciones a sus derechos humanos, dado que desconoce que los tiene y, al mismo tiempo, no sabe cómo exigirlos ni a quién acudir si éstos son vulnerados.
En cuanto a lo que se ha hecho para promover la alfabetización destacan las campañas que se llevaron a cabo a mediados del siglo pasado en América Latina y el Caribe, las acciones realizadas por las organizaciones civiles durante las décadas de los 60 y 70, la Cruzada Nacional de Alfabetización emprendida en Nicaragua, la creación de la Red Regional (REDALF) y las iniciativas internacionales como la Educación para Todos (EPT) y la Década de Alfabetización impulsadas en el 2000. Por su parte, México se sumó a estos esfuerzos con la labor de José Vasconcelos, quien inició la primera campaña de alfabetización a nivel nacional durante el gobierno de Álvaro Obregón en 1920, la cual consistió, entre otras cosas, en distribuir libros de manera gratuita a las personas de escasos recursos, poner en funcionamiento bibliotecas y construir escuelas; posteriormente, se creó el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) en el 2000 y, a mediados de la década pasada, se emitió la convocatoria para participar en la Campaña Nacional de Alfabetización y Abatimiento del Rezago Educativo.
Por otro lado, cabe destacar que la alfabetización no sólo se desarrolla en la escuela, sino en cualquier otro ámbito; además, ésta no establece límites a la persona por la edad que tenga, al contrario, la motiva de manera positiva a continuar aprendiendo durante toda su vida.
Por último, debemos reflexionar, que ante la contingencia sanitaria que se vive en estos días, las personas no alfabetizadas sufren una doble victimización, que posiblemente han padecido antes, pero que hoy en día se acentúa; por ejemplo, al realizar el registro electrónico para acceder a la inmunización contra la Covid-19, es necesario registrarse vía electrónica, llenando formularios que les resultan difíciles comprender corriendo con ello, un riesgo mayor de no ser beneficiado por la vacuna que ofrece el Estado, vulnerando con ello también su derecho humano a la salud.
Miguel Ángel Cruz Muciño
Abogado egresado de la Universidad Anáhuac,
especialista en derechos humanos y derecho legislativo.