Por Julián Pulido Gómez
Esperando se encuentren muy bien de salud, les saludo y me permito retomar mi antepasada columna, donde analizamos algunos factores que ayudan a convertirse en emprendedor. Primero, tener 18-25 años o más de 50; segundo, sentirse cómodo con la incertidumbre, el emprender es un volado y en muchas ocasiones las probabilidades incluso son menores; y tercero, confiar en los conocimientos y experiencias adquiridas con anterioridad.
Hasta aquí, todo claro, sin embargo, hoy quiero exponer un factor decisivo para identificar a un emprendedor o a quienes están llamados a serlo; la forma de pensar.
La gran mayoría de los estudios han girado en torno a los pensamientos y actitudes del emprendedor y ello tiene una razón: el éxito inicia y finaliza en la cabeza del que arriesga todo (o no) para abrazar sus sueños.
Existe una alta correlación entre las creencias y las actitudes hacia el emprendimiento, en palabras simples: Aquellos que estimen valiosa una actividad de poca responsabilidad, de poca complejidad, no estresante y no muy exigente en dedicación, el emprender no será opción.
El emprendedor generalmente están en permanente búsqueda de la innovación y tienen una elevada motivación de logro. Buscan lo complejo para encontrar oportunidades. El estrés es su brújula para saber que van por el camino correcto. Así pues, lograr su sueño será su prioridad y por ende toda la responsabilidad y dedicación que le impriman siempre será poca.
Finalmente será necesario que se perciban a sí mismos con las competencias (capacidades, habilidades, conocimientos) necesarias para lograr lo que se plantean y poseer el control del entorno en el cual se desenvuelven.
Con respecto al último factor, quisiera platicarles que en el proceso que realizo para documentarme y escribir estas líneas, me llamó mucho la atención dos videos que se cruzaron en mi camino que me ayudarán a explicar la necesidad del emprendedor de contar con el control del entorno.
Se trata de un programa realizado por la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP) llamado “El interrogatorio” donde entrevistan a diversas personalidades del ámbito de la comunicación, en esta ocasión me referiré a las entrevistas realizadas a Eugenio Derbez y a Víctor Trujillo. Al ser cuestionados de cómo fue que lograron alcanzar la plenitud y éxito en sus proyectos coincidieron en que, tras varias experiencias no gratas, decidieron que ya no querían ser reconvenidos en sus dichos o ser rechazados en castings sin futuro. Decidieron que ya no querían esperar a que alguien les “permitiera hacer o decir tal o cual cosa” o esperar a que “alguien decidiera darme trabajo”.
Ante esto, ambos fundaron sus empresas de creación de contenido y en lugar de ir a pedir, ahora van a ofrecer proyectos. Ahí entendí la verdadera forma de pensar de un empresario.
Espero les sea de utilidad y ya saben que todas sus dudas y comentarios estoy a la orden en Twitter como @jpulidogomez
*Maestro en Administración Pública (INAP)
**Dedicado a la Transformación de Organizaciones.