Ante la crisis económica en México por la pandemia de covid-19, el empresario Giulliano Lopresti lanzó una petición dirigida al Gobernador del Estado de México Alfredo del Mazo Maza entre otros más. Ya que la situación para los restauranteros se ha vuelto complicada al no poder abrir sus puertas al público, lo cual ha provocado solicitar ayuda.
“Este es un llamado de auxilio: NOS ESTÁN EXTINGUIENDO ¡YA NO PODEMOS MÁS! ¡No condenemos a los trabajadores de los restaurantes al desempleo ni a miles de negocios a la quiebra!
A pesar de ser parte esencial de la economía de México, los restaurantes están en peligro de desaparecer. Desde el inicio de la pandemia en la Zona Metropolitana del Valle de México se han cerrado 13,500 establecimientos.
Tan solo en el Estado de México antes de la pandemia se tenían registrados 70 mil restaurantes generando 340 mil empleos directos. Hasta el momento han cerrado definitivamente 10 mil unidades, con una pérdida de, al menos, 50 mil empleos directos.
Es una muerte lenta y dolorosa porque implica perder el patrimonio de miles de personas y por consiguiente la seguridad de un ingreso para millones de familias.
La situación es muy distinta a la que vivimos a principios del año pasado. Hoy los restaurantes ya acabaron con sus ahorros. Incluso, parte de estos fueron utilizados para adecuarlos con medidas sanitarias y de protección para los colaboradores, proveedores y clientes. Precisamente, gracias a esas medidas de higiene y a un aforo limitado es que los restaurantes no son fuente de contagio, así lo han demostrado estudios internacionales, las mismas autoridades mexicanas han coincidido en esto.
Además, los periodos de gracia con nuestros acreedores se han terminado. Tenemos el agua hasta el cuello porque debemos seguir pagando impuestos, licencias, servicios etc., y con las puertas cerradas es imposible, ya no sólo pagar las deudas, sino sobrevivir.
Se está condenando a miles de personas al desempleo. A nivel nacional, la industria genera 5.6 millones de empleos directos e indirectos. Calculamos que a finales de año se habrán perdido 450 mil en el país. Tan solo el anuncio del cierre de nuestros establecimientos por tres semanas provocó un incremento del 10% de empleos perdidos a los ya registrados.
Existe una amplia cadena productiva asociada a la industria que también ha sido dañada. Estamos hablando del sostén de negocios locales, muchos de ellos provenientes del campo: verdulerías, panaderías, tortillerías, carnicerías, pollerías por citar algunos giros que están siendo fuertemente afectados.
No se puede seguir castigando a la economía formal a costa de la falta de control de otras actividades. Tal como sus respectivos gobiernos lo han declarado, así como estudios internacionales lo han establecido, los restaurantes no son fuente de contagio. Las fiestas y eventos privados e incluso el comercio informal ha generado la pandemia que hoy estamos viviendo.
Desde que se anunció el semáforo rojo en ambas entidades, observamos con preocupación y frustración que la venta informal y el comercio de comida ambulante siguieron operando.
No hemos recibido apoyos de ningún tipo. Mientras en todo el mundo se han dado prórrogas para el pago de impuestos y servicios, apoyo para negociar con proveedores e incluso subsidios al desempleo, aquí no hay nada. En el caso de la Ciudad de México se está otorgando un apoyo de 2,200 pesos a algunos trabajadores del sector. Si bien aplaudimos esta medida, la mejor manera de ayudarles sería que se garantizaran las condiciones para que mantengan su trabajo con restaurantes abiertos.
La crisis de salud aún estará presente por un tiempo amplio. Si bien ya se empiezan a aplicar las vacunas contra el virus, el retorno a una normalidad aún se ve lejano, por eso es urgente emprender estrategias que definan la forma de operar los restaurantes aún en semáforo rojo, se trata de proteger la economía y la salud de manera equilibrada.
Estamos en un momento crucial de sobrevivencia y continuaremos luchando por preservar esta industria que lo único que la ha generado al país son beneficios.
Por todo lo anterior les pedimos que la industria restaurantera sea considerada actividad esencial y se nos permita regresar a trabajar.
Si algo queda claro es que O ABRIMOS O MORIMOS.”.
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