No, la iniciativa de reforma a la Ley del Banco de México en discusión no abre la puerta al lavado de dinero ni viola la autonomía del banco central.
La minuta, que ya fue aprobada por el Senado y está en manos de la Cámara de Diputados, propone esencialmente que Banxico compre a los bancos comerciales los dólares en efectivo que capten y no puedan repatriar a su país de origen. ¿Puerta para el crimen organizado? De ninguna manera. Desde 2010, la Ley de Instituciones de Crédito establece regulaciones estrictas sobre la cantidad de dólares que una persona o empresa puede depositar o cambiar en el sistema financiero cada determinado tiempo, y los mecanismos de alerta sobre operaciones inusuales en el país o internacionalmente, para evitar y combatir el lavado de dinero.
La iniciativa en discusión no propone que el Banco de México adquiera dólares en efectivo directamente, sino los que hayan pasado por el sistema financiero, así que no se trata de abrir la puerta a que los cárteles de la droga y demás grupos de delincuencia organizada laven sus ganancias ilícitas.
Las regulaciones que son, por cierto, de las más estrictas del mundo, se implementaron luego de que se había detectado una cantidad inusitada de operaciones sospechosas en dólares. En 2012, la unidad mexicana de un banco con sede en Londres tuvo que pagar una multa de 379 millones de pesos, impuesta por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, y, al mismo tiempo, otra por mil 190 millones de dólares en Estados Unidos por el reporte tardío de mil 729 operaciones inusuales entre 2006 y 2010. Ahora, los mayores controles deben establecerse más bien en las grandes operaciones internacionales con regulaciones coordinadas.
Recientemente, una investigación filtrada por FinCEN, la autoridad antilavado de Estados Unidos, mostró que mediante bancos globales de ese país, al menos 5 mil 500 millones de dólares pasaron por ocho instituciones financieras mexicanas desde y hacia varios países. A nivel de depósito o cambio de dólares en ventanilla, es materialmente imposible lavar dinero. México ha avanzado mucho en esa materia. ¿Cómo podrían ser un peligro los pocos dólares en billete que reciben de cuando en cuando los mexicanos más humildes cuando los visita un familiar migrante? El cálculo oficial es que de los 39 mil millones de dólares que llegaron en remesas en 2019, sólo 1 por ciento fue en efectivo.
El propósito de la iniciativa es fortalecer a Banxico y al sistema financiero volviéndolo más incluyente con la población más vulnerable. ¿Habría alguna razón real de fondo para que eso ocasionara algún conflicto con las autoridades financieras estadounidenses?
En el Senado votaron a favor 67 legisladores. Tanto el senador zacatecano Ricardo Monreal, como el presidente de la Comisión de Hacienda, Alejandro Armenta, provienen de entidades donde las remesas son un soporte fundamental de la economía y tienen clara la diferencia que hace cuando los migrantes visitan a sus familias y les dejan dólares en efectivo para mejorar su calidad de vida. ¿Se viola la autonomía del banco central? No, porque su esencia es distinta.
Se basa en que no puede ser obligado a comprar deuda del gobierno federal para financiar el gasto público y evitar así las grandes crisis inflacionarias que sucedían cuando existía esa práctica. Aún falta la discusión en la Cámara de Diputados, que se espera pueda ser hoy mismo. Puede debatirse si los dólares en efectivo se integran o no a las reservas internacionales o si son necesarios todavía más o mejores controles antilavado.
Pero no debe perderse el enfoque del propósito: un sistema financiero realmente al servicio de todos, incluyendo los más
necesitados.
POR ADRIANA DELGADO
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@ADRIDELGADORUIZ