Recuerdo con gran alegría cada vivencia de niño, pero más aún, aquellas primeras experiencias sobre nuestra historia natural, siempre he tenido un gusto muy particular por nuestro pasado, los dinosaurios jugaron un papel muy relevante para los escritos de mil y un historias, mi imaginación viajaba con los hallazgos fósiles, organismos que parecían venir de otro mundo, otro tiempo, donde se les había negado un proceso evolutivo, formas y características que les habían sido conferidas para sobrevivir, mis primeros hallazgos fósiles fueron los trilobites y ammonites, y lo que más me sorprendía es que todavía existían especies con estas características, una de ellas y muy admirada por su servidor es la “cacerolita de mar” (Limulus polyphemus), especie que me trasportaba inmediatamente a la Era Paleozoica -Era Primaria-, el primer contacto con una cacerolita de mar fue de respeto, en verdad, me dio miedo manejarla, tenía entonces 9 años.
La Limulus polyphemus es una especie considerada como fósil viviente -muy pocas en la actualidad-. Su permanencia en la tierra data desde hace 400 millones de años y prácticamente no ha sufrido cambios evolutivos, ya que desde la mitad del Mesozoico -hace 200 millones de años aproximadamente- presentaban las mismas característica morfológicas y fisiológicas.
La cacerola de mar es de color marrón oscuro, alcanza una longitud aproximada de 60 centímetros, su caparazón -exoesqueleto- es liso y convexo con forma de herradura, el cual le ayuda en su desplazamiento, al mismo tiempo que le brinda protección a sus apéndices ventrales. Su caparazón está dividido en dos partes, terminando en una larga cola, cuenta con cinco pares de patas y un par de quelíceros o tenazas, como las de los cangrejos, que le sirven para moverse y alimentarse. Llegan a vivir casi 40 años, por su aspecto llegan a parecer intimidantes, pero en realidad es una especie totalmente inofensiva.
Se distribuye en la costa Atlántica de los Estados Unidos, en la península de Florida, de Maine hasta Louisiana, y en las costas de la Península de Yucatán en México, en las regiones litoral y sublitoral; esta especie sólo había sido reportada para la zona costera del estado de Yucatán, sin embargo, se han reportado ejemplares de Cacerolita de mar en Quintana Roo y Campeche. No se le encuentra en otra parte del Mundo, su distribución es muy limitada, la cacerolita de mar es considerada una especie relicta de los artrópodos. Uno de los argumentos utilizados por los científicos sobre su limitada distribución en el sureste del Golfo de México es el ambiente cálido, la dinámica litoral relativamente baja y el carácter calcáreo de la península.
Esta especie requiere de un hábitat en particular para sobrevivir, el cual puede variar según la etapa de su vida en la que se encuentre, es común que pasen un largo periodo enterrados en el fondo marino. En la época de desove se localizan en zonas de arena -playas y ensenadas- protegidos del oleaje. Los sitios que seleccionan para ovopositar se caracterizan por poseer sedimentos porosos y tener buen drenaje, para garantizar el bienestar de los mismos.
Los primeros años de vida los pasan en zonas inter mareales -pozas de marea o charcos que se forman entre las rocas y los sedimentos cercanos a la orilla del mar, al quedar masa de agua atrapada cuando baja la marea-, en sus años juveniles prefieren las áreas protegidas y someras como son las planicies limo-arenosas, con mantos de vegetación sumergida, principalmente de fanerógamas marinas, después, conforme van creciendo se van adentrando en aguas más profundas. En la etapa adulta pueden llegar a vivir en zonas con una profundidad superior a 200 metros, pero cuando llega el tiempo del desove vuelven a los litorales.
El ciclo biológico de la cacerolita de mar está condicionado por las mareas y los ciclos lunares, por lo tanto, cualquier anomalía en estos fenómenos se refleja en el comportamiento de la especie. Sus migraciones y desplazamiento son producto de las corrientes, durante primavera y verano, con la máxima pleamar, los adultos recalan en abundancia; la hembra selecciona un lugar supralitoral y cava su nido y deposita los óvulos, que son fertilizados inmediatamente por el macho que la acompaña adherido a su opistosoma. Fenómeno biológico que es esperado por muchos, desde las aves que aprovechan la oportunidad para alimentarse de los huevos, y por otro lado, una esperanza para las farmacéuticas.
La cacerolita de mar (Limulus polyphemus), es de interés en la biomedicina debido a que la sangre azul de estos crustáceos proporciona la única fuente natural de amebocitos, sustancia que detecta las endotoxinas. Por consiguiente, un gran número de empresas farmacéuticas dependen de esta especie, de su éxito reproductivo.
El color azul de la sangre de la cacerolita se debe a la hemocianina, que contiene cobre en vez de hierro -recordemos que nuestra hemoglobina contiene hierro, por lo cual su pigmento es rojo-, pero el verdadero valor de la sangre de la cacerolita reside en las células llamadas amebocitos -células que se encuentran en la sangre o en los fluidos corporales– y que participan en la defensa del organismo, ya que funcionan como un sistema inmunológico; cuando entran en contacto con endotoxinas producidas por agentes patógenos, se solidifican y alertan, para que el organismos empiece a contrarrestar la infección.
En los últimos años, el uso de la sangre azul de la cacerolita ha ayudado a las farmacéuticas en la elaboración de vacunas -como la influenza-, desgraciadamente cada año se capturan un gran número de cacerolitas de mar -algunos medios mencionan más de 500 mil-, los sangran y se ponen de nuevo en libertad, sin embargo, muchos mueren durante éste proceso, infortunadamente no existen datos oficiales de esto.
En la década de los 90´s, diversos biólogos estimaron una población de 1,24 millones de cangrejos desovando en la bahía de Delaware, Estado Unidos, identificada como una de las principales zonas de desove y punto de recolección de las farmacéuticas. Ya para el año de 2019, la población había descendido aproximadamente a 335 mil ejemplares.
Ahora bien, diversas empresas que están fabricando vacunas y fármacos relacionados contra el SARS-Cov-2 para ensayos clínicos en humanos tendrán que utilizar lisado obtenido de esta especie, si no se encuentran otro tipo de alternativas se podría poner en peligro a esta especie y a los ecosistemas marinos de la región, dejando ver una lucha entre especies apara su supervivencia.
Trágicamente esta práctica, combinada con la sobreexplotación de la cacerolita de mar como cebo de pesca y la destrucción de su hábitat por el sector industrial y turístico, ha provocado el descenso de su población, desde los Estados Unidos hasta las costas mexicanas.
La cacerolita de mar (Limulus polyphemus) considerada como organismo primitivo, se encuentra listada en México por la NOM-059-SEMARNAT-2010 como en peligro de extinción, especie que requiere de una atención especial para poder desarrollar estrategias de protección, conservación y aprovechamiento sustentable, y lograr así su recuperación. Es fundamental que gobierno federal destine fondos y apoyos para la investigación y protección de esta especie, de lo contrario, la actividad humana provocará su extinción en el Antropoceno.
Columna dedicada a la M. C. Carmen Rosas Correa, del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur-Conacyt), unidad Chetumal, por su dedicación en la protección, conservación y difusión de la cacerolita de mar (Limulus polyphemus).