“La OIT lamenta los asesinatos de los sindicalistas Ariel Villanueva Velázquez y Fernando Ortiz Lagunas que tuvieron lugar ayer 3 de noviembre y el pasado miércoles 28 de octubre respectivamente, ambos hechos ocurridos en el estado de Morelos. Villanueva Velázquez era un líder transportista integrante del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Acarreos de la República Mexicana, afiliado a la Confederación de Trabajadores de México (CTM) Ortiz Lagunas colaboraba con el Sindicato Nacional de Trabajadores y Permisionarios del Autotransporte, Similares y Conexos de la República Mexicana, también perteneciente a la CTM”
Las anteriores líneas las puede usted encontrar en el sitio oficial de la red social Facebook de la Organización Internacional del Trabajo.
Los próximos meses y años serán muy retadores para México y su obligación para el cumplimiento del capítulo 23 del TMEC (capítulo sobre derechos laborales), pues como lo sabrán ustedes, el Tratado fue aprobado una vez que fueron ratificados los convenios 189, 098 y 138 sobre “los y las trabajadores domésticos”; “el derecho a la sindicación y negociación colectiva” y; “sobre edad mínima” respectivamente.
Además de la ratificación de estos convenios, México tuvo que hacer algunas reformas laborales que han versado más bien en lo adjetivo de la legislación. Es decir, que el contenido de las reformas no es realmente de fondo respecto a los derechos de los trabajadores sino más bien en el sentido de poder, de facto y en la realidad ejercer estos derechos.
Justo quiero reflexionar sobre uno de los puntos torales del capítulo 23 del TMEC y de la reforma laboral: el derecho a la libre sindicación y la efectiva negociación colectiva. Y es que tanto el tratado como la nueva legislación laboral obligarán, espero que ahora sí, a una efectiva libertad sindical y negociación colectiva con el fin de mejorar las condiciones de trabajo de los trabajadores mexicanos.
Estas “nuevas” obligaciones serán todo un reto para la sociedad mexicana pues como ustedes saben, el sindicalismo tiene además de la fama, una manera poco apegada a la normatividad para ejercer los derechos sindicales y de negociación colectiva. O, dicho de otra manera, los sindicatos y algunas confederaciones han sido vehículos políticos y de chantaje para obtener beneficios económicos personales de algunos líderes dejando de lado los intereses de los trabajadores.
Esta transición a la democracia sindical seguro será dolorosa y generará conflicto entre los grupos de poder dentro de los sindicatos y las confederaciones, no obstante, justo es esa experiencia política y social, con la que cuentan estos líderes, con la que se puede contar para una negociación civilizada y pacífica.
Juntos como sociedad (empresarios, empleados y gobierno), debemos superar el corporativismo histórico mexicano, esto con el fin evolucionar a una protección laboral mucho más extensa y justa. De no conseguirlo, puede incluso ponerse en peligro muchas fuentes de trabajo, ya que, de no probarse la efectiva democracia sindical, el TMEC tiene mecanismos de retorsión que costarán mucho dinero.
Espero que esta aspiración, aunque más por presión externa que por voluntad, sea una realidad y, que sea esta una transformación pacífica y permanente en el tiempo. El diálogo y la mediación por parte del gobierno será clave para conseguirlo.
Abogado
Derecho Internacional
@cgonblanc