El presidente López Obrador como en los más viejos tiempos del PRI, de donde proviene, considera que los gobernadores le deben estar sujetos y rendir pleitesía. Los de su partido así se comportan, pero hay otros que no aceptan este trato.
La concepción de la República que tiene el presidente es la de una central y no la de una federal como lo aprendió en el PRI donde se formó. El federalismo la hace ruido. Desde el centro quiere controlar a los estados.
Diez gobernadores, de partidos distintos al del presidente, se han unido en la Alianza Federalista. Estos estados contribuyen con el 35 % del PIB nacional: Nuevo León (7.9 %); Jalisco (7.1 %); Guanajuato (4.3 %); Coahuila (3.4 %); Chihuahua (3.4 %); Tamaulipas (3.0 %); Michoacán (2.5 %); Aguascalientes (1.3 %); Durango 81.2 %) y Colima (0.6 %). Y aportan el 32.5 % de los ingresos federales.
Estos gobernadores hecho público que no están de acuerdo con el actual Pacto Fiscal, que consideran inequitativo e injusto, y en ese marco tampoco con la decisión de que en el presupuesto federal 2021 se reduzca el gasto federalizado que quita todavía más recursos a los estados.
Estos diez estados concentran el 45.6 % de los recortes que hará el gobierno federal en las transferencias a las entidades y municipios. La caída por cada uno de estos estados va del 1.4 al 14.5 % con respecto a las asignaciones del presupuesto de 2020. En esta decisión hay una clara intención política electoral de parte del presidente. Quiere golpear a la oposición ahí donde es fuerte.
Los gobernadores han dicho que consideran, ante la cerrazón del presidente, que se niega al diálogo, romper con el Pacto Federal. Éste les respondió que si son democráticos deberían, antes de tomar una decisión, hacer una consulta entre los habitantes de sus entidades.
De inmediato los mandatarios le respondieron que le tomaban las palabras y que la iban a realizar a mano alzada, como las que hace el presidente. Éste no esperaba esa respuesta. Piensa que “todo” el pueblo está con él y siempre hará los que les diga. Los gobernadores saben que en materia fiscal los habitantes de sus estados los apoyan y se pondrían en contra del centro.
La reacción del presidente, ante tan inesperada respuesta, fue ordenar a los gobernadores que controla, que son los de la Ciudad de México, Veracruz, Tabasco, Chiapas, Morelos y Baja California, formar un frente para criticar a los integrantes de la Alianza Federalista. Su manifiesto, elaborado en Palacio Nacional, acusa a los gobernadores que no son de Morena de que su postura obedece solo a razones electorales.
De manera inexplicable el presidente argumenta que no puede reunirse con los gobernadores, que no le deben obediencia y estos sí a los habitantes de sus estados, porque “hay que cuidar la investidura presidencial”. ¿Dialogar la daña? ¿Enfrenar la realidad la daña? ¿Comportarse como presidente la daña?
López Obrador razona como un rey autoritario y no como el presidente de una República Federal democrática. El Pacto Fiscal, con sus inequidades e injusticias, es un tema problemático que seguirá las próximas semanas. La incapacidad del presidente a dialogar lo hace todavía más grave.
Twitter: @RubenAguilar