Seis lecciones para el 2021, fruto de una eleccion huerfana

Las pasadas elecciones para diputados locales en Coahuila fue lo que se llamó una “elección huérfana”, al no disputarse otros cargos de elección popular.

Son las elecciones con menor participación, las más focalizadas en una función específica, pero nos dejan entrever algunos escenarios para el 2021.

Cuando Vicente Fox ganó la presidencia de la República, terminando con 70 años de continuidad priísta, muchos mexicanos pensaron que el país había cambiado por arte de magia, entre ellos el mismo Fox, quien se llevó grandes decepciones cuando su partido empezó a perder las gubernaturas, ante una estructura y estrategia priísta de manejo clientelar.

En respuesta, el PAN adoptó la misma estrategia para hacer frente al PRI.

También adoptó Fox la política populista del entonces jefe de gobierno del DF, Andrés Manuel López Obrador para hacerle frente.

Resultado: se contaminó el proceso de cambio y se volvió a caer en lo mismo.

Por ello para los mexicanos es prácticamente lo mismo que partido gane las elecciones, todos buscan lo mismo y todos actúan igual, independientemente de sus ideologías. Algunos podrán ser más radicales que otros en algunas posturas, pero en su mayoría termina siendo cuestión de matices.

Todos van por el botín que representa el presupuesto público (nuestro dinero) para financiar estructuras electorales que les permitan ganar la próxima elección.

En Coahuila, el afilado colmillo político de los priístas aceitó su maquinaria y le pasó la aplanadora al resto de los partidos.

Los morenistas desencantados con el resultado, pues ellos esperaban ser la aplanadora, aducen que AMLO no utilizó los programas sociales federales para coaccionar el voto. El problema es que, de ser así, al igual que Fox, habrá de corregir su postura para establecer una estructura clientelar dictatorial, como la que opera con muy buenos resultados en la Ciudad de México.

Primera lección: Lo que veremos en el 2021 es un choque de superestructuras electorales, el uso de los programas sociales pervertido por la ambición partidista, mientras crece la pobreza, la corrupción y la manipulación.

Segunda lección: La guerra de encuestas contradictorias de última hora, confunde a quienes desean ejercer el voto por aquel partido que encabece o vaya en segundo lugar, para garantizar un resultado anti Morena, independientemente de que partido sea.

Tercera lección: Las estructuras no razonan su voto, lo venden para garantizar el acceso a los programas sociales, asi que, de no generarse una sola postura unificada anti Morena, por parte de PRI, PAN, PRD y tal vez Movimiento Ciudadano, las estructuras fragmentarán el voto con el riesgo de que Morena mantenga el control del Congreso de la Unión.

Cuarta lección: Quienes podemos y debemos definir la elección, somos los ciudadanos libres, apartidistas, que razonamos nuestro voto en base a que México deseamos construir.

En un planteamiento simple se puede pensar que la contienda será entre los pobres e ignorantes y la clase media y alta con gente pensante. Nada más alejado de la realidad.

Para desgracia de México, la decisión del voto está basada en el interés personal y este permea a pobres y ricos, ignorantes e intelectuales, asalariados o empresarios, buenos y malos.

Quinta lección: Los mecanismos para garantizar que los programas gubernamentales no se usen para fines electorales, sea cual sea el partido en el poder, no funcionan, porque el voto en cascada impide que haya contrapesos reales y cuando éstos se dan son comprables por el ejecutivo, pues todos proceden de una cultura partidista mercenaria.

Sexta lección: Tenemos que resolver lo urgente, quitar a Morena el control del Congreso de la Unión en el 2021 y después terminar con la democracia partidista, basada en la corrupción, para establecer una democracia ciudadana, sin partidos políticos. Pero esa…. Esa es otra historia.

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