De elecciones, contrapesos y municipios maniatados

Los procesos electorales son muy costosos por la gran cantidad de candados que requieren para generar confianza en el electorado.

En Coahuila prácticamente cada año teníamos algún proceso electoral y resultaba tedioso y cansado para la ciudadanía, por el bombardeo de anuncios en todos los medios y una ciudad siempre llena de pendones y bardas publicitarias que permanecían durante años.

En la actualidad se han unificado los procesos electorales, en aras de realizar los más posibles a un mismo tiempo para ahorrar recursos y además se cuida más la imagen urbana.

Sin embargo, la unificación de los procesos electorales nos acarrea otro tipo de problema.

En una elección “huerfana” como la diputados locales que tenemos en puerta, el elector razona su voto en función del papel a realizar por los legisladores en relación con el ejecutivo estatal y las posturas ideológicas en cuanto a temas específicos a legislar.

Cuando a los comicios para diputados locales se les añade la elección del ejecutivo, municipal o estatal, el electorado vota en función del ejecutivo y en cascada por el mismo partido en todas las boletas electorales que le proporcionen. Lo mismo sucede en los procesos federales.

El voto razonado nos debe dar la posibilidad de emitir un voto diferenciado, pero en la realidad no es así.

Tenemos pues, que la unificación de procesos electorales resulta contraproducente, pues se genera la eliminación de contrapesos. Los diputados locales o federales, que debían fiscalizar al ejecutivo, se convierten en lacayos de éste, generandose pequeños tiranos a cuya voz todos deben doblegarse.

Algo peor sucede en el ambito municipal, pues el ciudadano ni siquiere puede opcionar, ya que al votar por el presidente municipal, en automático vota por sus “legisladores locales” como son los regidores.

Así que quien gana la presidencia, automáticamente tiene la mayoría de su “congreso”, el cabildo.

No existe siquiera la posibilidad de los contrapesos, pues la oposición siempre será minoría y los regidores de mayoría siempre se doblegarán a la voluntad y caprichos del alcalde.

Así que, en un afán de construir una mejor sociedad, van dos propuestas concretas:

1.- Separar cada proceso electoral en una elección diferente.

2.- Elección de regidores de forma independiente a la del alcalde, sin que estén incluidos en una “planilla”, sin que tengan que depender de un partido político, en donde los ciudadanos podamos votarlos de forma individual.

Como siempre su opinión es importante y la recibiré con gusto en el correo electrónico [email protected]

Rafael Olivares García es licenciado en ciencias políticas y administración pública, actualmente director del Centro para la Evaluación del Desempeño Gubernamental, CEDeG. Y miembro del Consejo Directivo de Sociedad Civil Organizada.

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