Atípicas fiestas patrias las que en este fatídico 2020 observamos los mexicanos. La controvertida efeméride de la independencia nacional estuvo marcada no sólo por las exigencias de una pandemia sin control que por lo demás ha desnudado lo bisoño de los servidores públicos que pretendieron enfrentarla con discursos y promesas al más fiel estilo de la casa MORENA. Sin embargo, las fiestas que nos vimos obligados a observar de forma virtual no será lo más relevante en la memoria que se guarde de esta celebración histórica. Los eventos memorables fueron dos procesos político- teatrales de relevancia dentro del guión de distracción social que la presente administración privilegia como ejercicio de gobierno, así como el contundente rechazo social que provocaron. De manera silenciosa pero efectiva la población se negó a servir de comparsa al gobierno federal en dos nuevos engaños mediáticos al rechazar la compra de los cachitos de lotería para la rifa de un avión que no se rifaba y al negarse a acudir a los escenarios de propaganda política destinados a recolectar firmas para pedir que se aplique la ley a expresidentes( como si la vigencia del Estado de Derecho necesitara permiso).
El rechazo ciudadano obligó a un gobierno entrampado en su lógica de engaños a hundirse más en el descrédito público al tener que comprarse a sí mismo los billetes de lotería, ya sea de manera directa o a través de organizaciones políticas afines a la administración, como son los sindicatos afiliados a MORENA e incluso a extorsionar a empresarios o servidores públicos a quienes se endosó arbitrariamente el realizar aportaciones monetarias para fingir la participación social en el engaño. Igual nivel de torpeza se desplegó para encubrir la falta de respuesta a la recolección de firmas llegando a llenar solicitudes con padrones de beneficiarios de los programas sociales, fraude acreditado originalmente en redes sociales y que pretende enmendar la retórica oficial que reconoció en vos del propio presidente la captación de tan sólo 800,000 firmas a supuestamente 2 millones 400,000 en menos de 36 horas, de acuerdo con el denominado “Movimiento por la unidad de las izquierdas”, agrupación creada por MORENA para la defensa de la 4T. La magnitud del desaseo de este proceso obligó al presidente a hacer a un lado el supuesto mandato del pueblo que pretendía y asumir la responsabilidad de pedir, en su calidad de titular del Ejecutivo, al Senado de la república que inicie el procedimiento ante la Suprema Corte de lo que será un proceso judicial de enjuiciamiento de los expresidentes que se sabe será fallido.
Este rechazo ciudadano a la distracción social como ejercicio cotidiano de la administración federal, confirma el inicio del agotamiento del tiempo de gracia política que el electorado concedió al lopezobradorismo ante el estado de destrucción a que se ha conducido la vida nacional e indistintamente de los juegos pirotécnicos en el discurso de la autodenominada cuarta transformación, la desesperación del ejecutivo, consciente de esta realidad, se muestra ya en la acciones recientes de represión a sus opositores ya sea a través de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda, el manejo político de las asignaciones presupuestales a gobiernos estatales contestatarios e incluso con el uso violento de la Guardia Nacional.
El espectro del fracaso ronda los pasillos de Palacio Nacional.