Ante la profundidad de la crisis económica producto de la pandemia, que ya venía antes, se estima que la recuperación del valor nominal del PIB para alcanzar las condiciones que tenía al cierre del 2019 ocurra, si no hay problemas, hasta el 2025.
Los bancos coinciden que la poca ayuda fiscal del gobierno a las pequeñas y medianas empresas y a los trabajadores por su cuenta han generado una destrucción profunda del empleo formal e informal y un aumento en la desconfianza del consumidor que va a costar mucho revertir.
La crisis, de suyo grave, se multiplica por la posición reiterada y férrea del gobierno de no apoyar a las empresas para conservar el empleo. Muchas han tenido que cerrar con el incremento exponencial del desempleo, que necesariamente aleja la recuperación.
A eso se añade que, producto de la crisis se reducen los ingresos tributarios del gobierno y con ellos el monto de la inversión pública. Así se establece un círculo perverso que profundiza la crisis y alarga el tiempo de la recuperación.
Los analistas del sector financiero no se explican la decisión del gobierno de no dar apoyos fiscales cuando tiene líneas de créditos abiertas en los distintos organismos internacionales.
El gobierno, por razones ideológicas y no económicas, ha optado por una política que profundiza la caída del PIB con las consecuencias que trae en el aumento del desempleo y la pobreza.
La recuperación económica que sigue a las recesiones profundas, como la que ahora se vive en México, se dan con mayor lentitud. Esto porque la severa contracción origina fenómenos adyacentes como, por ejemplo, la destrucción de las cadenas productivas que luego cuesta mucho volverlas a construir.
En México el gobierno ha actuado en sentido contrario a lo hecho por la mayoría de los países, que para evitar la caída de la economía han recurrido a planes agresivos de apoyos fiscales y monetarios como nunca antes se había dado a nivel mundial.
Los gobiernos por razones sanitarias, en defensa de la vida, se han visto obligados a parar la economía, pero ellos mismos son los que en el marco de una estrategia impulsan medidas económicas y financieras, para evitar la destrucción del aparato productivo y evitar una posible crisis financiera por el crecimiento de la cartera vencida de familias y empresas.
Los analistas de los distintos bancos coinciden en señalar que para el caso de México la recuperación será muy lenta y que va a tardar entre cuatro y seis años volver a los niveles de 2019. Se habrá perdido un sexenio. Y esto, en buena medida, por la política económica y financiera seguida por el gobierno en los meses que lleva la pandemia, que todavía no se sabe cuándo va a terminar.
Twitter: @RubenAguilar