Al escribir esta nueva entrega, tristemente México supera los 370 mil casos positivos a Covid-19 y 41 mil 900 fallecidos, esto a pesar de que las autoridades de salud del Gobierno federal afirmaron que la cúspide de la Pandemia se alcanzaría a mediados de mayo, es día que aún no sabemos, bien a bien, qué futuro nos espera ante este doloroso escenario. Frente a estas dudas, también se han desarrollado certezas que es importante cuestionarse para vislumbrar sus implicaciones inmediatas en muchos de los sectores; ante ello, en esta ocasión me referiré al teletrabajo, mejor conocido como home office.
Muchas empresas (lamentablemente el sector gubernamental no era el caso) consideraban al home office como una prestación y un diferenciador que brindaba calidad de vida a sus empleados, no obstante, al tratarse de una actividad esporádica fue hasta mediados del año pasado que se presentó una iniciativa de reforma a la Ley Federal del Trabajo, y fue esta terrible circunstancia de salud que permitió que se le diera carácter prioritario y el Senado aprobara, por unanimidad, dicha reforma el pasado 19 junio. Esta modificación a la ley define al teletrabajo como “La forma de organización laboral que consiste en el desempeño de actividades remuneradas, sin requerirse la presencia física del trabajador en un sitio especifico de trabajo y utilizando como soporte las tecnologías de la información y la comunicación para el contacto entre el trabajador y empleador”.
Ahora bien, lo anterior implica muchos y variados cuestionamientos, que conforme se vayan dilucidando podremos entender si realmente el teletrabajo “llegó para quedarse”, o no. Veamos.
Esta excepcionalidad, que pasó a ser una generalidad de manera sorpresiva, tiene como uno de sus puntos favorables que, ante esta circunstancia sanitaria, aquellos que realizaban una labor administrativa, y que podían efectuar su trabajo a través de una computadora, internet y teléfono, sí pudieron hacerlo, dando como resultado que las instituciones y empresas no frenaran por completo sus operaciones. Todos, quisieran o no, tuvieron que dar el salto a este modelo de trabajo para seguir avanzando.
Conforme pasaron los días, los liderazgos autoritarios fundados en paradigmas anticuados, se fueron sintiendo incómodos; en principio debido a que continuaban con la idea de que sus subordinados requieren supervisión permanente para que las actividades se ejecuten, y hay casos en los que se trata de una verdad, pero luego entonces, también se estaría hablando de un nivel de colaboradores muy básico. Empero, si ese líder no era autoritario ni inseguro, y no contaba con subordinados sino con colaboradores maduros, entonces, poco a poco se fue manifestando que este modelo de trabajo era eficaz y muy prometedor.
Otro punto a favor es que, al no tener cara a cara al trabajador, no se cuentan con muchos elementos para evaluarlo, salvo uno, y para mi gusto el más importante: los resultados obtenidos. Sin embargo, dichos resultados no se logran de manera espontánea, se requiere de un líder que sepa delegar, explicar, establecer plazos razonables y retroalimentar.
Así pues, conforme pasaron los días, semanas y meses, se fue mostrando y demostrando qué instituciones, empresas, líderes y colaboradores contaban con la madera para surcar ante este nuevo paradigma. Se fue comprendiendo que un verdadero líder dirige ante un entorno de complejidad e incertidumbre y logra hacerlo a la distancia, con disciplina, comunicación horizontal constante y capacidad de adaptación. Podrá quedarse o no el teletrabajo, pero lo indudable es que develó un estilo de liderazgo muy necesario ante esta crisis y las que se avecinan, uno que permitirá sacar adelante organizaciones y seres humanos, sin preminencia una sobre la otra.
En nuestra siguiente entrega, ahondaremos sobre lo anterior y observaremos con mayor detenimiento los puntos negativos que deben ser observados, tales como el exceso de trabajo ante la falta de horarios establecidos, el derecho a la desconexión digital, las diversas realidades que implica esta flexibilización del trabajo y qué futuro le pronosticamos.
Sin más, les deseo que ustedes y su familia se encuentren con salud. Nos seguimos leyendo.
Julián Pulido Gómez
*Maestro en Administración Pública (INAP)
Contacto:
Twitter: @ContactoPulido / @jpulidogomez