Hace poco, Banco de México volvió a bajar, por quinta vez consecutiva en lo que va del año, su tasa de referencia. ¿Qué implicaciones tiene esto sobre nuestra economía?
La tasa de referencia es precisamente eso, una referencia para el sistema financiero. Es el interés al que el Banco Central le presta a la banca comercial y uno de los instrumentos con los que cuenta para ejercer su autoridad monetaria.
El Banco Central reduce las tasas con el propósito de apuntalar la economía. Pedir prestado se vuelve ahora más barato, así que los emprendedores se animan a hacerlo y ponen en marcha sus proyectos. Al mismo tiempo, los ahorradores ya no tienen los mismos márgenes financieros, buscan otras alternativas como destino de sus inversiones y, muchas veces, invierten en proyectos que generan empleo, riqueza y crecimiento económico. Incluso, proyectos que no se ejecutaban por ofrecer rendimientos moderados, ahora se tornan atractivos.
Con menores tasas de interés la economía se comienza a movilizar. El dinero sale de las cuentas de ahorro y si dirige a fines productivos. Pero, si la reducción en el tipo de interés es tan benéfica para la economía, ¿Por qué Banco de México no lo baja aún más? Bueno. No tan rápido.
Como señalé, una baja en la tasa de interés motiva la salida del dinero de las cuentas bancarias, pero si no hay confianza suficiente o condiciones de certeza jurídica dentro del país, esos capitales buscarán otros lugares como destino. La moneda se depreciaría súbitamente, trayendo como consecuencias inflación y profundización de la recesión.
El dinero barato generaría más consumo vía crédito que, de no estar respaldado por una oferta creciente dado que los recursos para la inversión directa se fueron del país, puede derivar también en inflación.
Y la inflación es un horrible fantasma que vive en nuestro subconsciente. Arrasa con el poder adquisitivo de la moneda y de las familias. Genera una gran inestabilidad y es combustible para las crisis. Ha sido tan dañina para nuestro país que el Banco de México tiene como único objetivo luchar contra ella, a diferencia de la mayoría de los bancos centrales del mundo que incluyen otras variables importantes como empleo y crecimiento económico.
Una inflación controlada no es necesariamente mala. Es el residual necesario de una economía que crece, el ajuste natural de una sana demanda que aumenta constantemente y una oferta sensible que reacciona a ello.
Es tiempo que nuestro Banco Central modifique sus objetivos. Es importante mantener un control inflacionario, pero también lo es crecer y crear empleos. Mientras esto siga así, la política de tasa de interés seguirá siendo muy conservadora, actuando como una camisa de fuerza al crecimiento de nuestra economía.
Una reducción mayor en la tasa de interés junto con una estrategia para fomentar la confianza de los inversionistas son requisitos indispensables para disparar el crecimiento de nuestra economía. Eso, claro, y la decisión de todos de jugárnosla con México.
@enriquemym
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