Soy Daniel Valdez sacerdote y profesional en bioética, te saludo con respeto y admiración a ti como profesional de la medicina y/o de la enfermería.
Por este medio quiero darte mi solidario acompañamiento, asegurarte mi oración y bendición.
Te estaré compartiendo sencillas reflexiones ante esta crisis sanitaria que ya está saturando los servicios de sanidad pública. A su vez lo podrás compartir con otras personas o que ellas me contacten para que yo los agregue.
Primera reflexión – Examenes de alto impacto
Melchor Sánchez Mendiol y Laura Delgado Maldonado especialistas en evaluación educativa de la UNAM, siempre han insistido que los exámenes de alto impacto o altas consecuencias tienen una larga historia en la educación profesional puesto que la disciplina científica cada día se va complicando más debido a que la demanda supera la capacidad y cantidad de insumos (triaje). Esto se cumple plenamente ante el pico de la epidemia que no todos vamos a superar.
Los exámenes de la profesión y la especialización no son garantía de supervivencia de vida ni por la calidad, ni cantidad de tiempo y altos costos invertidos. La práctica confirma la teoría, y la teoría sustenta a la práctica.
El desolador escenario puede producir miedo, depresión, desgano y hasta tentación de preguntarse a sí mismo ¿por qué estudie esta carrera? El juramento hipocrático basado en el principio de “no dañar” siempre será el primer eje de decisiones aunado ante discernimiento de los equipos de triaje. Toda vida es valiosa, y se está ante el supuesto de salvar la mayor cantidad de vidas, más no hay todos los recursos para equipos de sanidad y de atención al paciente, y es como los criterios de atención bioclínicos, biomédicos y bioéticos requieren de otro criterio de salud pública, “salvar la mayor cantidad de vidas por completarse.” Eso hizo en Italia el sacerdote Giuseppe Bernardelli renunciando voluntariamente a un respirador que la comunidad le había comprado, para dárselo a alguien más joven y con más posibilidades de salir adelante.
Superando el miedo, surge la verdad, el amor y la pasión por la profesión elegida. Estamos en lo más oscuro del túnel, solo los profesionales de la salud en acción saben lo que realmente están viviendo. Pero los que estamos detrás de la barrera sabemos que también necesitan que seamos una sociedad solidaria y responsable para no exponernos ni exponer a quienes luchan contra este enemigo invisible, llamado comúnmente Coronavirus.
Termino con esto, el escritor inglés Sir Arthur Conan Doyle creó el personaje del detective Sherlock Holmes para casos aparentemente imposibles de resolver en una serie de niveles de asesinato, la premisa era “Todos mienten”. En este siglo la serie televisiva “Dr House” nos ofreció un antihéroe en la figura del dr. Gregory House, inspirada en el personaje del profeta investigador Holmes. Holmes busca asesinos humanos y el dr. House busca descubrir la enfermedad asesina antes de que mate al paciente. La premisa de House es la misma y ampliada; “Todos mienten”, mienten los enfermos, sus familiares y amigos, mienten los médicos, el personal de enfermería, mienten los sindicatos, mienten los medios de comunicación, el gobierno en turno y la sociedad, así la verdad permanece oculta. Por lo cual es importante saber ¿por qué miente la gente?
Los exámenes de alto impacto están aquí y no son un juego ni herramientas pedagógicas sino que se juegan vidas y nos estamos jugando la vida. Sé tú, vuelve a tus orígenes, reenamórate de tu elección, vuelve al principal motivo de la profesión que has elegido en el servicio de la salud. Sabiendo que no eres ni héroe ni ángel, sino un ser humano que también sufre y goza, que lucha y necesita de su equipo. Nadie vence solo.
Te abrazo al alma y te doy las gracias por permitirme acompañarte a través de las nuevas tecnologías.
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