Nunca, en el último siglo –al menos lo que registra mi memoria– una contingencia de salud había sido tan estricta y clara, tan global y alarmante como la que estamos viviendo, sufriendo, enfrentando hoy y que es el tema más relevante en todo el mundo: #COVID19.
El escenario que nos muestran las autoridades, los medios, los expertos, tiene como protagonistas la “sana distancia”, la reducción de la convivencia fuera de casa, la intensificación de las medidas de higiene y el evitar la propagación de un nuevo virus, al parecer controlable pero altamente contagioso, y además, letal para algunos sectores de la población dentro de ciertos parámetros de edad y estado de salud ya bien reconocidos, este escenario está generando medidas que nos enfrentan a realidades nuevas y un tanto preocupantes, ejemplos puede haber muchos, que seguramente ya conocemos o vivimos diariamente, por ello, hoy quiero enfocarme únicamente a compartirles algunos datos sobre la manera en que el #coronavirus está cambiando nuestra realidad laboral, globalmente, claro, pero también, por ahora hablemos de México.
Hace unos días, a través de mi red en LinkedIn, invité a quién quisiera a un ejercicio sencillo pero enriquecedor, que era responder mediante una reacción, una pregunta para conocer el lugar desde donde actualmente realizan sus actividades laborales a raíz de la Fase I de la contingencia. Según los resultados, de 729 respuestas el 60.90%, es decir, 444 personas empezaron a realizar trabajo remoto (por cierto, la legislación sobre este tema está en el Congreso desde el año pasado) mientras el 39.10% continúa asistiendo a oficinas. De este pequeño universo estadístico, pude encontrar colaboradores de áreas de TI que hacen trabajo a distancia (lo que suena muy lógico) pero también homólogos suyos que aún asisten a oficinas, porque en algunos casos y por preguntas directas que hice, no cuentan aún con la tecnología necesaria para atender desde cualquier lugar fuera de la oficina sus tareas; también pude saber de gerentes comerciales que tienen que asistir a sus oficinas para generar ventas pues no existen políticas ni procedimientos para hacerlo de otra manera y es la única para justificar un trabajo que además, la mayoría prevé disminuirá un poco si la contingencia se alarga más de un mes; incluso pude platicar con encargados de capacitación a nivel nacional que tienen que asistir a una oficina donde no están capacitando a nadie por el momento, porque aunque la compañía ya adoptó la medida de no reuniones masivas, no cuenta con lo necesario para implementar capacitaciones remotas. Hasta aquí, nuestra realidad es que solamente 6 de cada 10 empresas, sin importar su giro, tienen procesos y condiciones institucionales necesarias para realizar las mismas actividades, o la mayor parte de ellas, permitiendo que las personas se presenten en una ubicación geográfica distinta a su domicilio comercial o fiscal, ¿por qué no todas? simplemente por falta de planeación y estrategia, lo que hoy, está poniendo en riesgo (de salud, de higiene y psicosocial) a estos colaboradores, a sus familias, vecinos y demás gente cercana que puede o no estar tratando de quedarse en casa, para no contagiarse.
A su vez, por parte de la autoridad laboral, se han generado ya documentos que buscan conducir las políticas y las recomendaciones que deben acatar los empleadores y los empleados, básicamente, están alineadas a una estrategia global que reduzca al máximo posible el trabajo en oficinas y que garantice el cumplimiento de la legislación laboral en materia de salarios, contratos y responsabilidades de ambas partes, pero en este caso, las buenas intenciones requieren, por una parte de acuerdos entre colaboradores y directivos para que ambos tengan la menor preocupación posible, y por otra, que el mercado siga generando condiciones para que dicho acuerdo se cumpla, la realidad, es que la segunda parte cada día se complica más, lo que hace imprescindible y fundamental la primera. Sin embargo, en nuestra realidad resulta penoso que algunas empresas violentan los derechos laborales de muchos trabajadores al establecer mecanismos para reducir los salarios mediante decisiones unilaterales, realizando recortes de personal ilegales e injustificados y hasta para dejar de cumplir con los pagos de seguridad social, prestaciones e incluso sueldos a sus colaboradores con el pretexto de una crisis que, si existe, pero aún no es de tal impacto.
Por último, según una encuesta realizada por la Asociación de Emprendedores de México (ASEM) en conjunto con Nauta y el Centro de Competitividad de México a una muestra de 1211 MIPYMES mexicanas de diversos sectores productivos con el objetivo de conocer las afectaciones que les está generando el COVID-19, destaca que 77% de las MIPYMES participantes podrían dejar de operar en 2 meses, un 87% estima que perderá ventas, clientes y aprobación de nuevos trabajos, mientras que el 31% tendrá dificultades para enfrentar sus créditos y préstamos y el 40% enfrentará dificultades hasta para cumplir sus obligaciones fiscales, ante esto, el 25% tendrá problemas de retención de colaboradores, es decir, probablemente tendrá que prescindir de los servicios de algunos de ellos, aún cuando su puesto no desaparezca. Esta realidad, la más preocupante en cuestiones de mercado, trabajo, economía y salud mental, no será exclusiva de México, pero en lo que nos corresponde, nos muestra grandes oportunidades para impulsar el crecimiento del ecosistema emprendedor, para fortalecer a las empresas mexicanas de todos los tamaños, en especial a las MIPYMES (pues son los eslabones más débiles de las cadenas de suministros y los competidores menos fuertes en el mercado), y en especial para instituir el consumo local como base de nuestras microeconomías, ya que a pesar de los programas de apoyo o las medidas que los gobiernos federal, estatales y municipales decidan generar para empresarios y trabajadores, la subsistencia y crecimiento de nuestros negocios locales, es responsabilidad de los consumidores locales. De igual manera la ASEM propone una serie de acciones necesarias para el Poder Ejecutivo, Legislativo y la Iniciativa Privada (el documento completo y los resultados de la encuesta está disponible en sus redes sociales).
Salir de esta crisis de salud depende de seguir puntualmente las indicaciones que las autoridades establezcan, salir de las crisis económicas, y social que seguirá a la de salud, y dependerá de demostrar verdadera resiliencia, solidaridad y dialogo entre todos los mexicanos, fuera de luchas políticas, de clase, religión o cualquier otra categoría innecesaria para comprender que todos necesitamos y servimos a todos.
Como siempre, agradezco tu atención y no dudes en escribirme para saber más sobre esto o algún otro tema. mnunez@dirhmexico.com.mx