Querido lector, seguimos hablando de la Estrategia debido a que no debemos soslayar varios de sus elementos; recordemos que sostuvimos que existen tres que la conforman: engaño, alianzas y el uso de la violencia.
Previamente platicamos sobre las alianzas, hoy toca el turno del engaño y la próxima semana cerraremos con el uso de la violencia.
De nueva cuenta, retomo lo escrito por Lawrence Freedman en “Estrategia: Una historia” (2013) donde explica, a grandes rasgos, que el engaño es un tipo de inteligencia práctica, una manera de utilizar las argucias, la astucia y el embuste para alcanzar la victoria.
En ese sentido, para los griegos la estrategia estaba íntimamente ligada con pensar, meditar, proyectar y preparar, todo ello para atender con detalle, para captar cómo piensan y se comportan los otros, sin embargo, aquello no estaba peleado con el engaño.
Para un mayor entendimiento, conviene recordar a Ulises, el héroe de la Odisea de Homero, quien incluso Atenea, la diosa de la sabiduría y de la guerra, lo describía como “el mejor de todos los mortales, en pensamiento y palabra, y yo tengo fama entre todos los dioses por mi sabiduría y mis astucias”.
Ulises era capaz de analizar situaciones rápidamente, prever las cosas, y concentrarse en el objetivo final, incluso cuando se veía atrapado en situaciones ambiguas y complicadas. Utilizaba métodos indirectos y psicológicos, buscando siempre confundir, desorientar y superar por ingenio a sus oponentes. Su mayor triunfo fue el caballo de Troya, con el que concluyó una década de guerra, dicha victoria fue ejemplo claro de su capacidad para el ingenio y la iniciativa.
A pesar de ello, existen otros que piensan de manera negativa de las argucias, uno de ellos es Dante Alighieri, que en su clásico “La Divina Comedia”, coloca a Ulises en el octavo círculo del Infierno, lugar escogido para los culpables de la retórica fraudulenta y falsedad. Sostenía que los verdaderos héroes deben guiarse por la virtud y la verdad, y no por el oportunismo y las artimañas fraudulentas.
A manera de conclusión habrá que establecer que quien basa toda su estrategia en el engaño, termina por perder toda credibilidad, incluso cuando se es honesto y se dice la verdad, por ello, es fundamental comprender que el embustero audaz es un rol que debe ser cuidado, analizado y ejecutado de manera ocasional, sólo cuando es necesario, pues el estratega debe ver a largo plazo y no pretender ser juzgado únicamente por los resultados.
Como bien se estableció al principio, el engaño se trata de inteligencia práctica, pero debe ser ejecutado con altura de miras, ello quiere decir, siempre anteponiendo el bien común, incluso por encima de los escrúpulos.
*Maestro en Administración Pública (INAP)
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