El año 2020 comienza con números muy flojos para la economía mundial de carácter liberal y que todo indica que se encuentra ante un cambio de paradigma, la reunión de Davos puede representar un parteaguas para la historia de la humanidad particularmente para la forma en cómo vivimos la economía de mercado. ¿pero hacia dónde debiéramos dirigirnos? Desde hace años se habla de una tercera vía que tal parece que no ha sido considerada en los último tiempos. Quizá puede ser una oportunidad para revisarla como una opción más.
Hay muchos retos a los que la humanidad actual nos enfrentamos: los neopopulismos, los neonacionalismos, el debilitamiento de la confianza en la democracia, el cambio climático y por supuesto una desaceleración económica cíclica que quizá sirva como pretexto para la construcción de un nuevo paradigma global. Estará por verse.
Ante este escenario, los organismos internacionales han propuesto diversas soluciones, una de ellas, por ejemplo, son los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que no son más que recomendaciones para atajar algunos de los problemas que mencioné en el párrafo precedente.
Ante una desaceleración económica que ya nos alcanzó, los gobiernos deberían planear cómo contener o disminuir en la medida de lo posible los efectos más perjudiciales. Ejemplo de ello es el mantenimiento del libre mercado y por supuesto, el manejo responsable de una política económica que ataje el desempleo o la precariedad laboral.
México, como ningún otro país, no puede ni debe estar ajeno a los cambios internacionales y mucho menos a los impactos de la desaceleración económica, por tanto, el gobierno mexicano debiera tener un plan preventivo y reactivo de los efectos de la perdida de empleos.
Pero el panorama no es halagüeño, primero porque más del 50% de la población lo hace en el sector informal, esto significa que: no pagan impuestos y no tienen asegurados sus derechos de seguridad social. Los números de desempleo en México llevan años siendo un mentira, la trampa es que también se contabilizan los trabajadores que trabajan en el sector informal, cosa que no hacen por ejemplo los países de la OCDE o en general los países más desarrollados.
Durante la actual administración, a la fecha se han despedido casi medio millón de funcionarios públicos, se ha recortado el gasto público y la inversión en infraestructura ha caído un 43%. Esto significa que, no habrá inversión pública que permita generar más empleos y que el recorte de funcionarios crecerá al recortar el gasto público, o bien por ejercer el gasto público en proyectos asistenciales como las becas o ayudas a personas de la tercera edad.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) proyecta que habrá 172,000 desempleados más en México para 2020 y esto tiene todo que ver con el recorte a la expectativa de crecimiento de México para el 2020 que el Fondo Monetario Internacional predice a un raquítico 1%. Además, la OIT también proyecta que estos números aumentarán hasta llegar a una tasa de desempleo de 4.1%, es decir habrá unos 2.4 millones de desempleados más en México, aunque si sumáramos a esta cifra los mexicanos que trabajan en el sector informal, tendríamos formalmente 32.5 millones de mexicanos en el desempleo.
Los números hablan por sí solos y lo que más me preocupa es: ¿sino tenemos trabajo, de qué vamos a SOBREVIVIR? ¿de ayudas asistenciales del gobierno? Y siendo empático con las y los trabajadores mexicanos que son el sustento de sus familias ¿a qué estarán dispuestos para llevar un plato de comida a sus familias?
Espero que esta situación económica y laboral de México no nos lleve al incremento de la violencia generalizada porque ya con lo que tenemos, tenemos bastante.
Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
Abogado internacionalista y catedrático universitario.
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