¡Viva España, Viva el Rey! Fueron las palabras con las que cerró el líder del partido de la ultraderecha española, Vox, o más bien debiera ser Box, porque la manera en cómo se han conducido, parece que solo saben dar golpes, golpes de ignorancia y falso nacionalismo en contra de las instituciones de España. Todo ello en la sesión de investidura, momento en el que los diputados elegidos para el congreso votan por el candidato a presidente, y del que sale justamente el responsable del poder ejecutivo.
Finalmente, el día 7 de enero del 2020, España eligió un gobierno a través de un Congreso de los diputados democráticamente elegido y con una sesión plural institucionalmente impecable en cuanto al proceso, el debate, la votación y finalmente la investidura. Aclaro que pongo finalmente, porque hemos vivido un periodo de 8 meses en los que la incertidumbre, los jaloneos políticos, los discursos radicales y la demagogia se hicieron presentes en el trayecto hasta la elección del Socialista Pedro Sánchez, quien liderará el primer gobierno de coalición en España de la historia reciente de la democracia española.
Coalición autonombrada como Gobierno progresista de izquierdas promete lo que muchos españoles me parece que esperan desde hace décadas: un Estado de bienestar a la altura de cualquiera de las democracias europeas y que ha tardado en llegar entre otras cosas por responsabilidad de los liderazgos de corte conservador, con aires de grandeza y en algunos casos también corruptos.
Ese deseo de bienestar social soñado por muchos españoles que no ha terminado por concretarse al ciento por ciento y que ha encontrado diversos obstáculos, también es hoy en día una de las armas de la derecha que han buscado constantemente culpables en los “otros”, los de fuera, los independentistas, los radicales soñadores rojos y en todo el que no piense como ellos, son los responsables de que España esté como esté.
Mentira: demagogia y excusas de la derecha para apoderarse de un falso nacionalismo. Porque en cualquier país el verdadero patriota: no divide, une; no se corrompe ni corrompe; no odia, respeta y valora; no violenta, concilia; no incita a la intolerancia, comprende y es empático; no miente, desenmascara al hipócrita. Ese debiera ser la y el verdadero patriota.
Pedro Sánchez ha demostrado ser un patriota: conciliador, tolerante, empático, sincero y sobre todo que cuenta con la virtud de rey, es paciente.
Pedro Sánchez es lo que necesita España ante los grandes retos a los que se enfrenta la coalición progresista.
Los presupuestos, que probablemente saldrán sin apuro por tener tan cerca la investidura, será quizá el menor de los retos.
Los “movimientos” independentistas probablemente será el mayor reto al que se enfrenta la coalición de izquierdas y que hasta el momento parece que puede tener buenos resultados sobre todo considerando en que una de las virtudes históricas de la izquierda social demócrata es mantener el diálogo. Contrario a lo que los grupos europeos de derechas que son por naturaleza, históricamente represores, intolerantes, demagogos y por momentos más boxeadores que políticos.
Nadie es dueño de la verdad, pero es muy probable que los hombres y las mujeres virtuosas que practican y viven conforme a la tolerancia, la justicia, el respeto, la verdad y la equidad tengan más éxito que los que carecen de ellas.
Después de todo
“Nadie tiene el derecho de monopolizar el patriotismo”
Manuel Azaña.
Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
Abogado internacionalista y catedrático universitario.
Correo: cgonblanc@aim.com