El ahora presidente López Obrador ha dicho siempre que no le interesan las encuestas. Es una idea que ha intentado posicionar a lo largo de su carrera política y en ese esfuerzo de comunicación ha tenido éxito.
La realidad es otra y sus más cercanos colaboradores saben que el resultado de las encuestas, para él llega a ser una verdadera obsesión. Analiza las que manda a hacer y las que se publican en distintos medios.
Las “suyas” no ofrecen datos distintos a las otras encuestas de manera que siempre sabe lo que la gente piensa de él y cuáles son sus reales niveles de aceptación y rechazo.
El presidente sabe que en todas las encuestas su popularidad va a la baja. En la que publica El Universal (15.11.19) pasa de 68.7 % de aceptación en agosto a 58.7 % en noviembre. Una caída de 10 puntos en dos meses.
La que publica El Economista (15.11.19), realizada por Consulta Mitofsky, pasa de 66.6 % en abril a 58.1 % en noviembre. Una baja de 8.5 puntos. En los dos últimos meses pierde 5.1 puntos.
En la encuesta de El Universal el mes con mayor aprobación es marzo con 79.4 %. La caída en noviembre comparada con ese mes es de 21.3 puntos. Tres puntos por mes.
El presidente, constante y consistente analista de encuestas, debe estar preocupado con estos resultados, aunque en público diga lo contrario, fiel a su discurso de siempre.
En el análisis de El Universal y de Consulta Mitofsky la caída en la percepción positiva del presidente se acelera a partir de los acontecimientos de Culiacán y la reacción del presidente y su gobierno ante los mismos.
Ya a lo anterior se añade el asesinato de nueve integrantes de la comunidad mormona, entre ellos seis niños, en las inmediaciones de los estados de Sonora y Chihuahua. El presidente trató de tomar distancia de este hecho.
En la visión de Consulta Mitofsky también afecta la aprobación del presidente el asilo que México ofreció al ahora expresidente de Bolivia, Evo Morales, y el trato que se le ha dado a su llegada. La mayoría de la sociedad rechaza esta acción.
El análisis de las encuestas arroja que lo que más daña la imagen positiva del presidente es el tema de la inseguridad. Su discurso de que sus antecesores son los culpables de lo que pasa no permea en la ciudadanía.
La mayoría de la población rechaza la manera en la que el presidente y su gobierno enfrentan el combate a la delincuencia y el crimen organizado.
Según las encuestas los tres temas que más preocupan a la sociedad son: el combate a la delincuencia, el combate al narcotráfico y la violencia en el país. Los tres hacen relación a una misma realidad: inseguridad.
2019 es el año más violento de los últimos 50 años y va a terminar con 38,000 asesinatos. Si el presidente se aferra en mantener la actual estrategia de seguridad, que no ha dado resultados, seguramente su popularidad seguirá cayendo.
El presidente, el obsesionado de las encuestas, debe plantearse en serio qué hacer frente a la inseguridad. El rechazo ciudadano crece ante la estrategia seguida y cae su percepción positiva.
Twitter: @RubenAguilar