GENTE BIEN Y GENTE DE BIEN, Homilía XXI Domingo Ordinario

Esta es la última semana del mes de octubre e iniciamos las hermosas fiestas de todos los santos, los fieles difuntos; concluiremos este año litúrgico con la solemnidad de Cristo Rey para dar inicio al nuevo año litúrgico el primero de Diciembre con el primer domingo de Adviento.

Lecturas de la liturgia de hoy: Eclesiástico 35, 12-14.16-18; 2 Timoteo 4, 6-8.16-18 y Lucas 18, 9-14.

El pasaje de la primera lectura que corresponde a un libro de sabiduría enseña que el humilde ora e insiste hasta atravesar los cielos y no solo para que Dios lo escuché, sino para que quien es sinceramente humilde lo hace hasta él escuché a Dios.

Y con la segunda carta de San Pablo a Timoteo con el pasaje de hoy estamos llegando al final de dicha carta y al final del ministerio de Pablo, quien preso en Roma dará testimonio de Jesús derramando su sangre al ser sentencia a morir por la espada. Destaca de manera especial el pasaje de hoy cómo Dios es la fuerza para proclamar el evangelio y llegue a todas las naciones.

Te recuerdo que san Lucas escribió su evangelio para una comunidad pobre, perseguida, con lágrimas en los ojos y llenos de esperanza en la pronta venida del Señor (esa esperanza en griego se dice: “la parusía”). Estamos siguiendo en los pasajes del evangelio la larga y pesada subida de Jesús a Jerusalén donde vivirá su salida de este mundo. En este capítulo 18, Jesús enseña a sus discípulos acerca de la oración con la parábola de la viuda insistente la importancia de ser CONSTANTE en la oración, y hoy la necesidad de la HUMILDAD con la parábola del fariseo y el samaritano.

Ahora te invito a detenerte un poco un las siguientes expresiones, que son el título de esta homilía: “Gente bien y Gente de bien”, perecen lo mismo pero no. Se puede ser una cosa o se puede ser la otra. O ninguna. En el caso de la parábola que nos ocupa, el fariseo era gente bien, vivía bien, le iba bien, pero su actitud soberbia le impedía ser gente de bien. Hoy en día hay personas cuya popularidad les hace cotizados para selfies y muchos son gente bien, pero no son gente de bien, valga citar a los delincuentes de cuello blanco. En general somos una sociedad prejuiciosa de tal manera que en pleno siglo XXI en algún hospital ven entrar a un joven con tatuaje en el brazo y hay quien piensa que no es gente de bien; y lo digo porque ya lo ví, y resultó que ese joven era el mejor y más experto cirujano que iba a atender una emergencia.

San Pablo era gente bien, pero al inicio persiguió a la Iglesia. Al vivir su encuentro con Jesús vivo hizo a cristianos el bien, pero fariseos y romanos ya no lo vieron como gente bien, y esto lo llevo a vivir el martirio en Roma.

La película de Inesperado ofrece el testimonio de Abby Jhonson una mujer que creía ser gente de bien o de hacer lo correcto ayudando a gente bien favoreciendo el aborto, cae en la cuenta de que ser Gente de bien es hacer el bien, porque matar a un un inocente nunca será un derecho de nadie. Cierta gente bien fija en el qué dirán! Y para eso no se necesita ser ricos, sino estar enfermos de codependencias, que es otro tipo de adicción. Todos conocemos personas que no eran ni son gente bien y siempre son gente de bien. Pero también hay gente bien que hace el bien sin mirar a quien.

Pablo al final de su ministerio se dio cuenta que sus acompañantes lo abandonaron y el dejo de ser gente bien, más no dejo de hacer el bien. Los nuevos fariseos del mundo son aquellos que se sienten gente bien sin ser gente de bien. El publicano no era gente de bien y por ambición se sentía gente bien. Sin embargo, el encuentro con Dios lo hace humilde, gente de bien y sale justificado. Te invito a guardar esta palabra JUSTIFICADO, San Pablo en la carta a los Romanos insiste en ella y el próximo año que en la liturgia está dedicado a san Mateo vamos a reflexionar con su evangelio y está hecho a base de la palabra griega DIKAIOSIN que se traduce como justificado. Por la fe todos somos salvados, y aunque tengas mucha fe, sin obras tu fe está muerta. Así bien vale terminar con la expresión del evangelio de hoy: “quien se humilla será enaltecido, y quien se enaltece será humillado”. O como dice el refrán: “dime de aué presumes y te diré de qué careces!”

Finalmente, te pido tu oración. Mañana me voy a ejercicios espirituales. Y te aseguro mi oración.

Amén, amén, Santísima Trinidad.

 

Padre Daniel Valdez García

*El Autor es Profesor en la Universidad Autónoma del Estado de México.

Estudió Sacerdote y Especialidad en Bioética en U.A.E.M.

Estudió en el Seminario Diocesano de Toluca.

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