Desde su creación pensada por mentes visionarias, el internet ha marcado un cambio en la humanidad. Es como la llegada del cristianismo, que en la línea de historia se divide A.C y D.C. Hoy podríamos definir en la línea del tiempo humana una nueva división… Ai( antes del internet) y un Di (después del internet ).
En esta nueva etapa la vida de billones de humanos, los bits, datos y metadatos se convierten en una huella de la consciencia humana, desde que comemos y cómo lo comemos, cuando nos ejercitamos y con cuantas pulsaciones, que nos arranca un like y porque, que nos enoja, a donde viajamos y qué ideología defendemos. Así como que videos vemos, sean de historias, de concursos o pornográficos.
La raza humana está dejando un eco cada segundo en los servidores encriptados de monstruos como YouTube y Facebook…
Todos nuestros gustos, fobias, logros, sueños, y deformaciones mentales están guardadas ininterrumpidamente cada vez que nos conectamos o simplemente salimos a caminar mientras nuestro celular va mandando nuestra velocidad, ubicación y ruta.
Hoy somos materia física que nutre un sistema que nació binario y hoy evoluciona perfeccionando una memoria espejo del sentir humano.
Donde alimentamos una base de información, una huella digital de la raza humana, sus religiones, fanatismos, pesadillas.
Y construimos nuestro símil, nuestro posible némesis si un día esa cantidad de metadatos toma consciencia.
Y es en este espacio de datos, donde dejamos una silueta, un rastro con información explotable por buenos y malos… Donde el crimen también quiere su pedazo.
Y crean bits que le ayuden a robar información, su malware disfrazado de mail de actualización de netflix que infecte a víctimas que sin saber revelen su IP, y con ello su ubicación y posibles cuentas de mails, contraseñas y números celulares.
Y venga el Robo de identidad
Y nuestros datos cobren valor en el mercado negro.
Donde los fraudes y suplantación de identidades generan millones de dólares para quienes sirven al lado obscuro.
Hoy la guerra contra el crimen y el espionaje es cibernética.
Ante mensajes gif en WhatsApp disfrazados de unos buenos días, donde al accionarlos estaremos dando el control de nuestro celular a quien sabe quién.
Ante esto, actualizar siempre el WhatsApp, mientras en el Black market seguirán vendiendo gifs troyanos con CERO DÍAS de circulación, contra los que todavía no hay parches y son veneno.
Y seguimos en el Cibermundo del gato y el ratón, del antivirus y el virus.
Hoy somos la nueva humanidad, la que piensa con el cuello doblado y textea un mensaje y olvida mirar a su alrededor, mientras el planeta nos regala la sencillez y grandeza de un cielo azul profundo, y se nos va la vida material en un emoji, en un replicar, en un twit.
Hoy somos la humanidad D.i, después del internet… la que construye a su Némesis digital… Hasta el día que despierte.
David Izquierdo