Nuestra Máxima Casa de Estudios, la Universidad Nacional Autónoma de México, ha iniciado el proceso para la sucesión de su Rector. La Junta de Gobierno, integrada por 15 académicos, emitió hace unos días la convocatoria para elegir a la persona que ocupará el más alto puesto de autoridad universitaria para el periodo 2019-2023. De acuerdo con la legislación universitaria es la Junta de Gobierno la instancia que nombra a los rectores a través de un proceso de consulta en el que deberá participar la comunidad universitaria, mismo que se lleva a cabo del 27 de septiembre al 31 de octubre. El actual Rector, Enrique Graue Wiechers, concluye su periodo el próximo mes de noviembre, aunque ya ha anunciado que aspira a un segundo y último periodo. Su gestión ha sido aceptable y decorosa por lo que pretender sustituirlo solamente abriría la puerta al caos y a una inestabilidad en la que saldrá perdiendo la propia institución universitaria.
La UNAM vive una situación difícil. Debemos defenderla porque representa un espacio de libertad, de promoción de la cultura, la ciencia y las humanidades. Encarna el espíritu crítico de la sociedad. No olvidemos que la UNAM se encuentra bajo el acecho de enemigos externos e internos, quienes se disputan el control de la institución. Desde su inicio el actual gobierno ha buscado limitar su autonomía tanto en temas presupuestales como en la recientemente aprobada reforma educativa que indirectamente la afecta. Además, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, institución creada para apoyar el conocimiento de frontera y fomentar la investigación científica, ha reducido considerablemente su apoyo a los programas de innovación académica, becas de posgrado y proyectos de investigación.
A nivel interno la ambición desmedida de grupos de poder busca impedir que el rector Enrique Graue se reelija en el cargo. Destacan aquellos comediantes que se promueven como intelectuales, quienes manifiestan interés por dirigir a la institución aunque se deban violentar las leyes al sentirse protegidos por la 4T que, como ocurrió en otros casos, no vacilará en modificar cualquier normatividad para imponer a sus favoritos, afortunadamente existe un amplio rechazo a estos personajes que rebasa por mucho a la comunidad universitaria. También es preocupante que diferentes directivos hayan manifestado su interés para sustituir al actual Rector. Una actitud totalmente antiuniversitaria en momentos críticos.
Hubiese sido deseable que la comunidad cerrara filas en torno al actual Rector en defensa de la universidad. Pero esto no ocurrió porque a su interior existen mafias autoritarias, clientelares, burocráticas y corruptas que se apoderaron de institutos, facultades y escuelas, controlando la estabilidad laboral de los profesores cuya permanencia depende del capricho de los directivos, quienes discrecionalmente manipulan a los órganos que deberían representar un contrapeso a sus decisiones arbitrarias.
Destaca por su mediocridad, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, cuya directora, la señora Angélica Cuellar ha manifestado su deseo de sustituir al actual Rector. Esta actitud oportunista preocupa a la comunidad universitaria dado que dicha facultad vive una grave crisis de dogmatismo e intolerancia representativa de lo que podría ser el futuro de la universidad. Las múltiples arbitrariedades cometidas por esa directora y denunciadas por los profesores son causa directa del profundo declive que padece la FCPyS. Por ello sostengo que es la hora de defender a la UNAM de las amenazas externas, pero sobre todo de aquellas internas.