La antesala a la sexta extinción

Durante mi paso laboral por la SEMARNAT, PROFEPA y Áreas Naturales, fui testigo de diversas violaciones a las leyes ambientales, ilícitos sin conciencia que dañaban gravemente no sólo a especies, poblaciones o ecosistemas, se ponía en riesgo la estabilidad de la región, codicia humana que ignora que al perturbar o destruir un recurso natural se afecta de forma directa a la economía, a la sociedad y a la biodiversidad, provocando el fracaso de la sustentabilidad, ya que se rompe con el equilibrio ecológico; al no haber flora, no hay polinizadores, al eliminar la fauna, no hay dispersores de semillas, si no existe flora ni fauna, no se produce oxígeno, no se filtra ni retiene agua, no se pueden generar alimentos, es decir, se pierden los servicios ambientales que dan sustento a la vida.

Con tristeza e impotencia puedo decir, que muy pocas veces se pudo dar continuidad y remediar los daños ambientales, importaban más las multas económicas, recursos que se perdían, porque no iba a un fondo de restauración de los ecosistemas. La política ambiental en México requiere de un enorme ajuste, pero, es aquí, donde como sociedad debemos jugar un papel fundamental, ya que de nosotros depende el cambio que pueda transformar no sólo a nuestro país, al planeta entero. Siempre insisto en tomar conciencia, crear  cultura, respetar la vida,  pasar de ser activos a proactivos, de hacer la diferencia, y jamás me cansaré de repetirlo, y de comulgar con el ejemplo, me ha costado mucho, pero sigo firme a mis ideales, trato de ser congruente con lo que digo y hago, nunca me quedaré callado.

Los daños a la biodiversidad son irreversibles, su pérdida es un gran reto, equiparable al cambio climático y calentamiento global, trágicamente se le ha dado poca atención en la agenda política. No podemos seguir generando preservación de especies, debemos esforzarnos por la conservación y la continuidad biológica y evolutiva de las especies, debemos observar con detenimiento y no caer en la visión de embudo, la cual es el reflejo de una incapacidad, vivir cegados con ideales que sólo a nuestra mente mezquina nos parece correcta. Este tipo de acciones -como muchas otras- disfrazadas de sustentabilidad, son las que han afectado a la biodiversidad, de manera incoherente, esta vez no se tratará de un meteorito, o de erupciones volcánicas, de cambios climáticos o de algún otro fenómeno natural, los responsables directos seremos la especie humana.

El hombre, responsable de todo efecto en la tierra ha anunciado la sexta extinción masiva, esto dicho por innumerables científicos, comandados por la University College London (Reino Unido), las Universidades de Stanford y California, en Santa Bárbara (USA) y más instituciones científicas de diversos países que congrega la revista Science.

Del año 1500 a la fecha se han extinguido más de 320 especies de vertebrados terrestres, entre las especies más conocidas encontramos; al pájaro dodo, el tilacino “tigre de Tasmania”,  tigre de Persa, pájaro carpintero imperial, león del Cabo, tigre de Bali,  tigre de Java, foca monje del Caribe y el lobo japonés, ahora bien, de las especies que existen actualmente en el planeta, se estima que su población ha disminuido casi un 25%.

La misma suerte es para los invertebrados, especies tan importantes en nuestra vida, responsables de la polinización, del control de plagas -principalmente en los cultivos-, en la descomposición y  ciclo de los nutrientes en el suelo, sin embargo, han sufrido un descenso en sus poblaciones, su pérdida y deterioro no hacen más que atestiguar la complicada situación en la que nos encontramos, por ejemplo; las abejas son las responsables de polinizar el 75% de la flora silvestre y aproximadamente el 40% de las frutas y verduras de nuestro consumo, sus cantidades han disminuido un 25% en los últimos 30 años.

Los invertebrados son en gran parte responsables del proceso vital de nuestra supervivencia, en los últimos años los factores que los amenazan han aumentado, por ejemplo; los impactos del cambio climático, la pérdida de hábitats y su fragmentación (menor disponibilidad y diversidad de alimento), la presencia de especies invasoras de flora y fauna, enfermedades, la presencia de monocultivos y de agricultura industrial, las cuales utilizan plaguicidas altamente tóxicos para los polinizadores. Su disminución pone en grave peligro la capacidad de la naturaleza para regenerarse y de proveer los elementos fundamentales la para la vida “los alimentos”.

Aunado a los problemas alimentarios, una extinción masiva supone una amenaza a la economía global. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) advierte sobre las consecuencias, insta a los países a actuar ante la pérdida de biodiversidad, recuerda a los Estados que es necesario “revertir” la tendencia de pérdida de biodiversidad, garantizar la seguridad alimentaria, reducir la pobreza y promover un desarrollo más inclusivo y equitativo.

La OCDE señala que está en riesgo la polinización de los cultivos, la purificación del agua, la protección frente a las inundaciones y la captura de dióxido de carbono, servicios que aportan anualmente entre 125 y 140 billones de dólares  a la economía mundial. Aunado a los informes de la OCDE, la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios  Ecosistémicos (IPBES por sus siglas en inglés) advierte que la degradación de los suelos ha reducido en un 20% la productividad de la superficie terrestre, al mismo tiempo la OCDE añade que está en riesgo la productividad del campo, con un valor de 577,000 millones de dólares anuales, en caso de que se pierden las especies que se encargan de su polinización.

Resulta lamentable que se dediquen muchos más fondos a favorecer actividades dañinas para el medio ambiente que para su protección o conservación. Las leyes ambientales en México se han ido creando de acuerdo a las necesidades, por acontecimientos, por políticas o compromisos internacionales, un ejemplo fue la Ley Federal de Caza publicada en el Diario Oficial de la Federación el 5 de enero de 1952. Las primeras leyes se limitaban al tema de la polución, o sea, de controlar y prevenir, no se visualizaba aún que era necesario revertir los procesos, además tampoco contemplaban acciones para proteger el territorio valorado por su biodiversidad y por consiguiente tampoco los recursos los cuales están íntimamente ligados, desgraciadamente las modificaciones y creación de nuevas leyes en temas ambientales han creado vacíos de oportunidad, muchas de ellas mal encausadas, sin fundamentos técnicos y científicos que las respalden, ejemplo de ello, la prohibición de animales en los circos, el resultado, cientos de ejemplares muertos, y otros tantos vendidos ilegalmente.

No es una llamada de atención para los responsables de la política, es un llamado a la sociedad en general, nuestras acciones inconscientes e irresponsables nos están conduciendo a nuestro fracaso evolutivo como especie, de seguir por el mismo camino la extinción de cientos de especies será inevitable, y de continuar, seremos parte de la sexta extinción masiva.

Antero Carmona

*El autor es Médico Veterinario por la UAEMex. Ambientalista, incansable difusor de la protección, conservación y desarrollo sustentable de los recursos naturales, y promotor del trato digno y bienestar animal.

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