Milpa maya de mil años en Yucatán recibe reconocimiento

a milpa maya, con alrededor de 3 mil años en funciones, recibió un reconocimiento mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) por su complejidad como modelo productivo que incluye el cultivo combinado de frijol, calabaza y, principalmente, maíz, base de la alimentación regional desde tiempos ancestrales.

El nombramiento de la Milpa Maya como Sistema Importante del Patrimonio Agrícola Mundial (Sipam), de la FAO, no sólo es por su antigüedad superior a los 3 mil años, sino que también por su resiliencia ante a los cambios del clima y la modernidad, larga vida y contribuciones a la conservación tanto de la cultura como la biodiversidad de la Península.

La Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS), del gobierno estatal, a través de un comunicado, informó que este reconocimiento mundial es fruto también de una labor conjunta con los tres gobiernos estatales de la Península (Campeche, Quintana Roo y Yucatán), de las comunidades científica y académica de la región, organizaciones de la sociedad civil y más de 600 agricultores.

Todo implicó un largo proceso que incluyó documentación de la práctica, preparación de la propuesta “Ich kool: milpa maya de la Península de Yucatán, México”, consulta y participación de milperos, envío de la documentación solicitada e intercambios de información, comentarios y observaciones, así como la visita del Comité de Evaluación de la FAO.

El Sipam es un programa que creó la FAO en 2005 con el propósito de salvaguardar y promover, a niveles nacional e internacional, los sistemas agrícolas ancestrales de nuestro planeta, además de asegurar un desarrollo sostenible para millones de pequeños productores.

Este sistema reconoce y protege los sitios que destacan por sus esquemas de cultivo, conservación de la biodiversidad, paisajes, prácticas y conocimientos de habitantes, quienes mantienen estos modelos y contribuyen tanto con la seguridad alimentaria de las familias como al desarrollo del campo.

El Sipam Ha designado 67 modelos de cultivos de producción en 22 países y, actualmente, cuenta con 13 nuevas propuestas de ocho sitios; en América Latina y el Caribe, hay cuatro, situados en Brasil, Chile, México y Perú, así que la milpa maya es tiene ahora un reconocimiento mundial a la complejidad e importancia de sus procesos ecológicos, sociales y culturales.

Este modelo maya peninsular implica la valoración global como patrimonio biocultural y, al igual que otras sociedades agrícolas excepcionales, la Milpa Maya cultiva y mantiene la agrobiodiversidad local, para dar continuidad y seguridad al autoabasto, la nutrición y el tejido social.

En el comunicado se recuerda que la milpa es un sistema agroforestal tradicional, formado por un policultivo que conforma una dinámica espacial vital de los recursos genéticos; se caracteriza por sus conocimientos, adaptaciones culturales y estrategia diversa, basada en sembrar una amplia variedad de plantas (maíz, frijol, calabaza y otras) y realizar múltiples actividades económicas.

Desde su origen, se ha aplicado en parcelas, bajo la tecnología de roza, tumba y quema de vegetación; se acostumbra tener años de producción y otros de descanso entre cosechas, lo que lleva a lograr fertilidad, reducir la destrucción de malas hierbas y controlar plagas dañinas.

Para la economía familiar de la milpa, la diversidad productiva es fundamental, incluyendo huertas, ganadería y actividades artesanales, entre otras derivadas del bosque comunitario, como recolección de leña, producción de cal y carbón, madera para casas, plantas medicinales, caza y apicultura, todo lo cual constituye a este como un sistema complejo y una referencia en el uso sostenible de los recursos.

También, forma parte del acervo cultural maya, con su lengua, cosmovisión, tradiciones y creencias sobre la existencia de seres sobrenaturales o divinos dueños de la naturaleza, las cuales se reflejan en la práctica agroecológica y los rituales, que continúan gracias a los valores de solidaridad, reciprocidad y acompañamiento de las familias del territorio.