El hidrógeno verde y rosa, producido a partir de energías renovables y nuclear respectivamente, están ganando relevancia en la lucha contra el cambio climático y la seguridad energética de muchos países. Aunque el hidrógeno no es una fuente energética por sí mismo, se considera un portador de energía o vector energético, que puede ser utilizado en sectores como el transporte pesado y de larga distancia, la siderurgia, los químicos y la refinación de crudo.
A pesar de sus múltiples beneficios, la producción de hidrógeno verde y rosa sigue siendo costosa y enfrenta desafíos técnicos, aunque se espera que los costos se reduzcan en un 60% en los próximos 10 años con mejoras en equipamiento y eficiencia.
El hidrógeno verde en Latino America
Los países desarrollados, como la UE, EUA. y Japón, están liderando la transición hacia el hidrógeno verde, pero América Latina, con países como Chile, Costa Rica, Colombia, Uruguay y Argentina, está allanando el camino para su propio hidrógeno verde.
Se espera que los costos de producción de hidrógeno en Latinoamérica ronden los 2-2.5 dólares por kg para 2050, la mitad de los costos de países como Japón, que presentó una estrategia para convertirse en una “sociedad del hidrógeno” en 2014.
En México, no hay una definición formal del hidrógeno en ningún marco regulatorio, pero ya existe un mercado de hidrógeno cautivo en los procesos de refinación y petroquímica de PEMEX. Sin embargo, el hidrógeno que produce la paraestatal es el más contaminante, por lo que es necesario impulsar una verdadera transición energética que luche contra el cambio climático.
Afortunadamente, en centros de investigación del IPN ya se están realizando avances en la producción de hidrógeno verde, lo que puede impulsar la transición energética de México y ayudar a alcanzar la meta de cero emisiones netas de carbono para 2050.
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