Adán Augusto “Nunca más un estado que reprima. México ha cambiado”

El Secretario de Gobernación Adán Augusto, emitió un mensaje a través de redes sociales donde recordaba la Matanza de Tlatelolco un hecho que dejo marcado a toda un ageneración.

La muerte de estudiantes a manos del gobierno es una herida profunda para los mexicanos que no se puede ocultar. En ambos casos la estructura militar intentó negar su abuso de poder, pero el tiempo, los testimonios y los sobrevivientes se han encargado de no permitir el olvido.

“El Gobierno de la Transformación no olvida. México se transforma con dignidad y justicia.” escribió en su cuenta de Twitter.

El mensaje es acompañado de una fotografía en que manifestantes sostienen un cartel que dice

“¡Hace 50 años ser joven era un delito!”

Y es que, durante el movimiento de 1968, se encarceló como presos políticos a cientos de jóvenes que, después se demostró, ni siquiera eran estudiantes. Para que el país pueda dejar atrás su pasado de represión es necesario que el gobierno de un espacio a la voz y la crítica del pueblo.

¿Por qué el 2 octubre no se olvida?

Durante 1968 se gestó un movimiento estudiantil y social. Conforme este fue creciendo se adhirieron obreros, transportistas, profesores y trabajadores de todos los ámbitos. En septiembre y octubre se realizaron marchas monumentales hacia la plancha del zócalo capitalino. Varios sectores, destacando el de salud, se declararon en huelga hasta el cumplimento del pliego petitorio.

El entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz se negó rotundamente al diálogo público. Por el contrario, hizo uso del ejército que en varias ocasiones dispersó por la fuerza marchas y mitins, además de tomar las instalaciones de ciudad universitaria.

El 2 de octubre se realizaba un mitin en la Plaza de las Tres Culturas, en la unidad habitacional Tlatelolco. Cuando el ejército mexicano y el grupo paramilitar batallón Olimpia comenzaron a disparar contra la multitud. La masacre duró toda la noche. Murieron cientos de personas entre estudiantes, trabajadores, mujeres, niños y adultos mayores. Todos los jóvenes que pudieran parecer estudiantes fueron privados de la libertad.

Aunque la cifra oficial registró 30 muertes, el conteo extraoficial asciende a más de 350, sin considerar desaparecidos y heridos.