No sé ustedes, pero a mí ya me molesta mucho la ridícula situación en la que vivimos los mexicanos.
No obstante las políticas electoreras y asistencialistas de nuestro gobierno. Las iniciativas tan absurdas como “Sonrisas por México”, el pretender que los abuelos cuiden a los niños en lugar de estancias infantiles, la constante fragmentación del país, la situación económica inestable, el decremento en posiciones globales que liderábamos como el turismo y la división social que ha generado el mismo Presidente, ahora se le suma la flamante idea de Andrés Manuel López Obrador, de enviar una carta al Rey Felipe VI de España y al Papa Francisco, para que se disculpen por los abusos cometidos en la conquista que se llevó a cabo en 1521.
Así como lo oyen, en lugar de ponerse a trabajar en una política económica para nuestro país y solidificar las relaciones internacionales con otros, mejor: más pan y circo para el pueblo, ese pueblo del cual no todos formamos parte según el presidente.
El “pueblo bueno y sabio”, es aquel al que puede manipular; mientras que los “fifís”, son aquellos que si tienen estudios y un poco de consciencia para entender lo maquiavélico que resulta el control oscuro que ejerce sobre el “pueblo bueno y sabio”.
“Envié una carta al Rey de España y otra al Papa para que se haga un relato de agravios y se pida perdón a los pueblos originarios por las violaciones a lo que ahora se conoce como derechos humanos”, dijo el mandatario desde la zona arqueológica de Comalcalco, en Tabasco.
Todos entendemos las matanzas e imposiciones que dejó la llamada conquista a nuestros pueblos originarios y lo lamentamos, pero de verdad seguir arrastrando el pasado quinientos años después, en lugar de pensar en el presente, ¿para mejorar el futuro?
La carta no tuvo la respuesta que nuestro Presidente esperaba tener del gobierno y la Corona de España. Sinceramente me da pena que el Presidente, nuestro máximo líder electo por la utópica democracia, nos exponga de esta manera tan absurda ante el mundo, en vez de generar sinergias positivas con otros países. Ahora resulta que la segregación a la que nos quiere someter, no sólo es nacional, si no que alcanza otros continentes.
Me dueles México.
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