México cerró 2024 con una captación de 37 mil millones de dólares en Inversión Extranjera Directa (IED), cifra que, aunque representa una ligera mejora respecto a los 36 mil millones obtenidos en 2023, no fue suficiente para ingresar al Top 10 global. Así lo reveló el “Informe sobre las Inversiones en el Mundo 2025” de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
Pese a quedarse en la posición número 11, el país demuestra resiliencia en medio de un escenario internacional adverso, donde los flujos globales de IED registraron una caída interanual del 11%. Factores como la desaceleración económica, el aumento del endeudamiento, las restricciones financieras y la inestabilidad geopolítica han afectado la confianza de los inversionistas a nivel mundial.
México destaca en medio de la tormenta
En contraste con economías como China, que sufrió una reducción del 28.8% en entradas de inversión, México logró mantenerse estable. Esta resistencia obedece en gran medida al impulso del nearshoring, fenómeno que favorece la relocalización de cadenas de suministro hacia América del Norte, aprovechando la cercanía con Estados Unidos, el principal socio comercial del país.
Sectores clave como la manufactura y la logística han sido los principales beneficiados, consolidando a México como un nodo estratégico para la inversión a largo plazo.
¿Qué es la IED y por qué es importante para México?
La Inversión Extranjera Directa representa el capital que empresas internacionales destinan para establecer operaciones en un país: ya sea a través de fábricas, centros logísticos, sucursales o adquisiciones empresariales. A diferencia del capital especulativo, la IED se traduce en empleos, desarrollo económico, recaudación fiscal y permanencia.
Estar dentro del Top 15 mundial —y particularmente en el lugar 11— significa que México continúa siendo percibido como una economía confiable, incluso por encima de potencias emergentes como India, Vietnam o Indonesia. Este posicionamiento abre la puerta a más oportunidades de desarrollo industrial y generación de empleo en regiones con vocación exportadora.
América Latina, en caída libre
Mientras México muestra señales de estabilidad, América Latina y el Caribe enfrentan un panorama mucho más sombrío. Las fusiones y adquisiciones transfronterizas en la región se desplomaron un 85%, al pasar de 11,100 millones a apenas 1,600 millones de dólares.
El caso más significativo fue la venta de activos de la empresa española Iberdrola en México, que transfirió el 55% de sus filiales de generación fósil a la firma mexicana Infrastructure Partners por 6,200 millones de dólares. Además, Brasil —principal mercado regional para este tipo de operaciones— tuvo una contracción del 37%.
Frente a este panorama, México se consolida como el principal receptor de capital extranjero en América Latina, convirtiéndose en un punto de equilibrio ante la incertidumbre regional.
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