México ante el nuevo pacto China-Estados Unidos

México

La reciente distensión comercial entre China y Estados Unidos, firmada el pasado 11 de junio, podría marcar un punto de inflexión en el equilibrio geoeconómico internacional. Para México, este nuevo contexto representa mucho más que un alivio de tensiones: es la posibilidad de convertirse en un socio clave entre dos gigantes.

De acuerdo con Víctor Méndez, presidente de la Cámara de Comercio y Tecnología México-China, la tregua brinda un entorno favorable para atraer industrias de alto valor como la electromovilidad, los semiconductores y la agroindustria avanzada.

México, en el centro de la estrategia global

Con el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) como ventaja competitiva, y una estabilidad macroeconómica que lo distingue en la región, México se perfila como un punto de conexión logístico confiable para las cadenas de suministro globales.

Durante 2024, el comercio bilateral entre México y China superó los 139 mil millones de dólares, mientras que con Estados Unidos la cifra se disparó a 763 mil millones, consolidando a México como su principal socio comercial con una participación del 14.7%, frente al 8.7% de China.

Esta posición privilegiada no solo implica oportunidades de inversión y cooperación tecnológica, también demanda políticas claras, innovación constante y fortalecimiento de la infraestructura productiva nacional.

Riesgos de una competencia renovada

Sin embargo, la tregua también podría encender motores en la maquinaria exportadora china. Si Beijing decide recuperar con fuerza su presencia en el mercado estadounidense, México deberá competir con mayor inteligencia, apostando por el valor agregado, la innovación y los encadenamientos productivos regionales.

La Cámara de Comercio China en México advierte que la oportunidad no reside en sustituir a China, sino en complementarla inteligentemente. Para ello, será indispensable que México deje de depender del modelo de ensamblaje y avance hacia una economía más tecnológica y diversificada.

Actualmente, 84% de las exportaciones mexicanas van a Estados Unidos, mientras que casi 20% de las importaciones provienen de China. Esta interdependencia creciente exige una política de relaciones triangulares bien definida y sostenible.


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