El gobierno del presidente Donald Trump ha sido demandado nuevamente por el estado de California, luego de que se oficializara la eliminación de las normas que impulsaban la transición hacia vehículos de cero emisiones en la entidad más poblada del país. La decisión, anunciada este jueves, ha reactivado una histórica disputa legal y política sobre las competencias estatales en materia medioambiental.
La nueva ofensiva legal surge como respuesta a la reciente resolución firmada por Trump, la cual invalida el marco legal que permitía a California exigir que todos los autos nuevos vendidos en su territorio fueran libres de emisiones contaminantes para el año 2035. Esta medida, implementada en 2022, colocaba al estado como referente nacional en la lucha contra el cambio climático.
Rob Bonta: “La agenda de Trump es imprudente e ilegal”
El fiscal general de California, Rob Bonta, denunció públicamente la decisión federal, asegurando que se trata de una acción “partidista y peligrosa” que socava el derecho de los estados a proteger la salud de sus habitantes y su entorno.
“La agenda divisiva y partidista del presidente pone en peligro nuestras vidas, nuestra economía y nuestro medio ambiente. Es imprudente, es ilegal y, por ello, volveremos a ver a la administración Trump en los tribunales por vigésima sexta vez”, declaró Bonta en conferencia de prensa.
Con esta nueva demanda, California reafirma su posición como líder en políticas climáticas, respaldado por al menos una decena de estados gobernados por demócratas que también han adoptado compromisos hacia la electrificación del transporte.
Trump defiende los combustibles fósiles y la industria automotriz tradicional
Durante un acto en la Casa Blanca, Trump celebró la decisión como un triunfo para la industria automotriz estadounidense, asegurando que había “salvado oficialmente al sector de la destrucción”.
Fiel a su postura negacionista frente al cambio climático, el presidente republicano ha mostrado una clara inclinación por las fuentes de energía fósiles, desmarcándose de los objetivos planteados por su antecesor, Joe Biden, quien promovía que para 2030 al menos la mitad de los autos vendidos en EE. UU. fueran eléctricos.
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