Un giro inesperado tras una colaboración estratégica
Donald Trump y Elon Musk protagonizan una nueva disputa pública que marca el fin de una alianza política clave en Estados Unidos. La tensión aumentó el 30 de mayo, justo antes de un evento oficial en el que Trump despidió públicamente a Musk de su cargo como director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE). A pesar del tono amistoso frente a las cámaras, la situación cambió drásticamente minutos después.
En privado, Trump recibió un expediente que revelaba donaciones políticas pasadas del candidato propuesto por Musk para liderar la NASA. Jared Isaacman, empresario cercano al magnate tecnológico, había financiado a varios líderes demócratas. Esta información provocó la molestia del presidente, quien luego decidió retirar la nominación de Isaacman al día siguiente.
Una pelea que escaló en redes sociales
Con el paso de las horas, el enfrentamiento entre Donald Trump y Elon Musk se intensificó a través de sus plataformas sociales. Musk, visiblemente molesto, calificó de “abominación repugnante” el nuevo proyecto fiscal impulsado por Trump. Además, advirtió que sus consecuencias afectarían el déficit nacional y la estabilidad económica del país.
Trump respondió en su red Truth Social con amenazas directas, sugiriendo la cancelación de todos los contratos gubernamentales con empresas de Musk, incluida SpaceX. El presidente también expresó su descontento por el cambio de postura del empresario, asegurando que este “perdió la cabeza”.
Elon Musk, por su parte, amagó con desmantelar la nave espacial Dragon, utilizada por Estados Unidos en misiones espaciales. Aunque luego se retractó, el mensaje expuso la magnitud del distanciamiento entre ambos personajes.
Implicaciones políticas y económicas
Este quiebre entre Donald Trump y Elon Musk ha generado preocupación en círculos políticos y económicos. Algunos aliados del expresidente consideran que la tensión puede afectar la unidad dentro del Partido Republicano, especialmente en un año con grandes retos legislativos.
Además, SpaceX y Tesla mantienen contratos multimillonarios con el gobierno federal. Por lo tanto, cualquier decisión de la Casa Blanca respecto a su financiamiento podría tener consecuencias directas en la industria tecnológica y aeroespacial de Estados Unidos.
Aunque asesores intentaron organizar una llamada de reconciliación, Trump descartó el diálogo y minimizó el impacto de la disputa. Musk, por su parte, publicó comentarios ambiguos que, si bien mostraban disposición a la paz, mantenían el tono crítico hacia el presidente.
Un cierre sin reconciliación a la vista
En medio de la polémica, Musk lanzó una acusación explosiva: afirmó que Trump aparece en los archivos de Jeffrey Epstein. La declaración, sin pruebas adicionales, elevó el conflicto a otro nivel. Por ahora, la ruptura entre Donald Trump y Elon Musk parece definitiva, con repercusiones que van más allá del ámbito personal y podrían redefinir alianzas estratégicas clave en Estados Unidos.