DE PARTIDOS A REPARTIDOS.

 

Mientras algunos defienden la tesis que los partidos políticos son el instrumento para que todas las voces sean escuchadas en los procesos democráticos, en contra vía están los que sostienen que son limitantes o restrictivos, que se han estancado y que al final del día son cárceles a expensas de un solo dueño.

La discusión trivial pone a los que advierten que los partidos reflejen valores y objetivos, construyen organización, estabilizan la democracia y ayudan a aumentar la participación ciudadana, mientras se destruyen por la falta de renovación, innovación y adaptabilidad que desarticula sus estructuras.

La mayoría de democracias están en crisis por que la disminuida militancia histórica limita la libertad individual de los políticos para tomar decisiones basadas en sus propias creencias y valores, así las cosas los que aspiran pueden sentirse presionados para ajustarse a ideologías, lo que les motiva a construir plataformas propias con futuro que probablemente sea “más de lo mismo”: una bandera con propietario.

¿Y qué decir de las prácticas corruptas o clientelistas?, ese es el lío, la política de hoy se desenvuelve en un ambiente de desconfianza y cinismo entre ciudadanos, donde la limitación de la participación en la toma de decisiones políticas es evidente, “hay quien mande, aun que mande mal”.

Las posibles razones por las que alguien podría considerar que los partidos políticos siguen en crisis son muchas; sin embargo destaca que la perspectiva individual, el personalismo, el conflicto de egos y vanidades, hace mella y casi ninguno ha encontrado la clave para conectar con la gente y desconectarse con ellos mismos.

Si los partidos estuvieran verdaderamente repartidos, si las nuevas iniciativas carecieran de apellidos asociados a castas personalistas o si el activismo fuera consecuente con la libre manera de pensar, tal vez tendríamos un escenario político diferente donde lo importante no es dividir sino multiplicar.

Agrupar personas con ideas y objetivos similares para participar en la vida política, alcanzar el poder y cumplir promesas, debe alejarnos de reyesuelos cuyos monólogos se han enterrado en un pasado que no funcionó.

Por FREDDY EERRANO DÍAZ
Estratega Político