La deportación de tres niños ciudadanos estadounidenses, que incluye a un menor con cáncer metastásico, ha desatado una fuerte controversia y una serie de denuncias por parte de organizaciones defensoras de los derechos humanos. Entre las víctimas se encuentran tres menores de dos, cuatro y siete años, junto a sus madres, que fueron deportadas a Honduras sin un debido proceso y con el riesgo de perder acceso a atención médica vital.
La Denuncia de la ACLU: Niños Deportados sin Medicación
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) fue una de las primeras organizaciones en alzar la voz, condenando la deportación de los menores, particularmente el caso de un niño de cuatro años con un raro cáncer metastásico. Según los informes, a pesar de que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) fue notificado con antelación sobre el estado médico del menor, la deportación se llevó a cabo sin ofrecerle acceso a la medicación necesaria ni garantizarle la posibilidad de continuar su tratamiento bajo la supervisión de sus médicos.
“Estas acciones atroces deben ser condenadas. Como nación, somos mejores que esto”, declaró Alanah Odoms, directora ejecutiva de la ACLU de Luisiana, al referirse a las circunstancias inhumanas que acompañaron la deportación.
El Caso del Niño de Dos Años y la Injusticia en la Atención Prenatal
El caso de otro niño de dos años, que se encontraba bajo cuidado prenatal debido a que su madre estaba embarazada, también generó una gran indignación. La ACLU señaló que la madre fue deportada sin que se le garantizara la atención prenatal adecuada, lo que pone en evidencia una grave omisión de responsabilidades por parte de las autoridades migratorias.
Además, la organización denunció que las familias fueron aisladas durante un momento crítico, lo que les impidió consultar con sus abogados antes de tomar decisiones importantes sobre los derechos legales, la salud y la seguridad de los menores involucrados.
El Gobierno de Trump Justifica la Deportación: Responsabilidad de los Padres
El gobierno de Donald Trump, por su parte, defendió la deportación de los menores, asegurando que la decisión de enviar a los niños a Honduras fue tomada por los padres, quienes enfrentaban deportación por ser inmigrantes indocumentados. Tom Homan, “zar de la frontera” de la Casa Blanca, fue uno de los funcionarios que defendió la postura del gobierno, señalando que “si decides tener un hijo ciudadano estadounidense sabiendo que estás en este país ilegalmente, te pones en esa posición”, refiriéndose a la responsabilidad de los padres en la decisión de viajar con sus hijos.