En un hecho que ha emocionado a biólogos, ambientalistas y observadores de aves a nivel internacional, se confirmó el avistamiento de un ejemplar de Águila Arpía (Harpia harpyja) en la región de Yaxchilán, en el corazón de la Selva Lacandona, Chiapas. Se trata de una de las aves rapaces más imponentes del continente, que se creía extinta en la región desde hace varias décadas.
Un regreso inesperado: la Águila Arpía resurge en Chiapas
Con una envergadura de alas que supera los dos metros, el avistamiento de este ejemplar representa una esperanza para la conservación de especies en peligro de extinción en México. La especie está enlistada en la NOM-059-SEMARNAT-2010 como en peligro de desaparecer, y su reaparición marca un hecho histórico para la biodiversidad de la zona.
Confirmación en el marco del Birding Festival
El hallazgo fue dado a conocer durante el Festival de Fotografía Birding, celebrado en Tuxtla Gutiérrez, el evento de observación de aves más importante del país, que reúne a expertos y aficionados de todo el mundo. La organización Dimensión Natural fue la encargada de hacer pública la información, indicando que el avistamiento será respaldado con un artículo científico que se encuentra en proceso de redacción.
Importancia ecológica y cultural
El Águila Arpía no solo es la rapaz más poderosa del continente americano, sino también un símbolo de equilibrio ecológico en los ecosistemas tropicales. Su presencia indica buena salud en el bosque y una red trófica activa, ya que este depredador se encuentra en la cima de la cadena alimenticia.
Además, esta especie tiene un gran valor simbólico y cultural para los pueblos originarios del sur de México, quienes la han considerado una entidad sagrada por generaciones.
¿Qué sigue para su conservación?
Especialistas coinciden en que este avistamiento podría abrir nuevas rutas de investigación y conservación en la Selva Lacandona, una de las zonas con mayor riqueza biológica del país pero también una de las más amenazadas por la deforestación y la pérdida de hábitat.
Organizaciones ambientales ya solicitan apoyo gubernamental y científico para monitorear si el ejemplar es parte de una población pequeña que ha sobrevivido o si se trata de un visitante aislado.