El turismo en la cuerda floja
Por: Irene Muñoz
En medio de una creciente tensión en la relación bilateral entre México y Estados Unidos, y tras maniobras como la amenaza de aranceles y el despliegue de 10 mil efectivos en la frontera, se ha instaurado un clima de incertidumbre que impacta directamente el sector turístico. Este sector, motor vital de la economía mexicana y puente cultural que une a México, Estados Unidos y Canadá, se ve amenazado por estrategias que priorizan intereses políticos y comerciales sobre la imagen y estabilidad que el país debe proyectar en el ámbito global.
La imposición de sanciones arancelarias —ahora temporalmente suspendida en aras de negociaciones diplomáticas— se ha interpretado como una táctica de presión que sacrifica la reputación de México. Mientras las autoridades locales celebran los innegables atractivos de su historia, cultura, gastronomía y paisajes, la intensificación de medidas de seguridad en la frontera y en el territorio nacional, junto con las alarmas constantes sobre el tráfico de fentanilo e inseguridad, envían un mensaje contradictorio. Esta dualidad, que oscila entre la promoción de un México vibrante y la percepción de inestabilidad, puede minar la confianza de los turistas internacionales y de inversión turística, componentes esenciales para el crecimiento económico del país.
Un análisis riguroso es indispensable. Según datos de la Secretaría de Turismo de México (SECTUR), encabezada por Josefina Rodríguez, en 2023 México recibió más de 42 millones de turistas internacionales, cifra que subraya la importancia estratégica de este sector para la economía nacional y para la proyección internacional de nuestra imagen. Sin embargo, estudios del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), liderado por Julia Simpson, confirman que la percepción de inseguridad influye decisivamente en la elección de destino por parte de los viajeros. Ante ello, una imagen deteriorada no solo reduce el flujo de visitantes, sino que además desincentiva la inversión extranjera, afecta la generación de empleo y limita la difusión de la rica cultura mexicana.
La coyuntura actual demanda una reinvenciónm inmediata de nuestra estrategia en turismo e inversión. Es imperativo que las autoridades y los actores del sector turístico actúen con determinación. Se requiere de una estrategia comunicativa audaz que destaque, en primer lugar, los esfuerzos reales en materia de seguridad —ahora más necesarios que nunca— y, en segundo lugar, el innegable patrimonio cultural, histórico y natural con los que cuenta México. Campañas de promoción, tan necesarias en este momento, deben ser creadas y respaldadas por datos verificables, testimonios positivos, y contar con la promoción de corredores culturales y rutas seguras que puedan restablecer la confianza de los visitantes y reconfigurar la imagen de una nación que es resiliente y hospitalaria.
Es necesario transformar la imagen de México y dejar de ser el escenario y realidad de espacios de inseguridad para consolidarnos una nación segura y hospitalaria. Solo mediante una diplomacia audaz, transparencia inquebrantable, apoyos federales decisivos a nuestros destinos turísticos y una cooperación genuina, podremos convertir esta crisis en una oportunidad para forjar un futuro más próspero y estable turísticamente para México. De lo contrario, seguiremos balanceándonos en la cuerda floja, como hoy lo estamos.