Crisis migratoria

Por: Ivonne Bustos

 

La crisis migratoria en la que nos encontramos, por las acciones antimigrantes anunciadas por Estados Unidos en contra de la población indocumentada, pone al descubierto la violación de los derechos humanos que viven las personas durante las deportaciones. Esto lo dejó claro Gustavo Petro, presidente de Colombia, quien alzó la voz en favor de sus connacionales y nos abrió los ojos sobre la violencia que viven nuestros migrantes.

Está clara la falta de coordinación de las naciones latinoamericanas para atender esta situación, que se complica cada vez más. Los aranceles impuestos a México por la administración de Trump, que mañana entrarán en vigor, responden prioritariamente al tema de seguridad, de acuerdo con el comunicado de la Casa Blanca. Sin embargo, aún queda pendiente lo que pueda pasar derivado del tema migratorio.

Hace una semana, Petro tuvo un desencuentro con Donald Trump debido a que no permitió el aterrizaje de la aeronave procedente de Estados Unidos, que conducía hacia la repatriación de cientos de migrantes colombianos. En un mensaje en la red social X, Petro expuso que era inaceptable la condición en la que se enviaba a los migrantes, atados de pies y manos como criminales, atentando contra de la dignidad de las personas.

Trump reaccionó fúrico, revirando con la sentencia de poner aranceles a Colombia si mantenía la postura de no permitir la entrada de sus connacionales. Petro, en ese momento, ofreció mandar aviones colombianos para ir por su gente y regresarlos de manera digna, acción que logró detener los aranceles, al menos por el momento.

En la más reciente entrevista realizada a Petro por una televisora americana hispanoparlante, afirmó categóricamente que no va a permitir que traten a sus connacionales como criminales y que enviará aviones e incluso cruceros, si fuera necesario para repatriar a más gente, para evitar el maltrato.

Informó que solicitó apoyo a Estados Unidos para combustible y fue rechazado. Comentó también que, desde la administración de Joe Biden, Colombia mantiene diálogo permanente con Estados Unidos sobre el tema migratorio, ya que el trato humillante ha sido así también con los demócratas. La diferencia es que Trump difunde las imágenes y da vuelo en redes a la manera en que se realizan las repatriaciones.

Muchas personas se burlaron de Petro por el incidente migratorio con Trump, pero merece felicitaciones por alzar la voz y exponer la realidad que viven los migrantes, las condiciones en las que son repatriados sin importar si son mujeres embarazadas o infantes, y por hacer frente a Estados Unidos para no permitir más situaciones como esta.

Petro también habló de la falta de coordinación entre los países latinoamericanos. Afirma que no ha habido una reunión para hablar de este tema, que es prioritario para México, Centroamérica y Sudamérica, por increíble que parezca. Lo que es un hecho es que, sin coordinación entre los países, será muy complicado evitar que continúen las olas migrantes, exigir repatriaciones con trato digno y apoyar a México, que es el país receptor de la mayoría de las deportaciones, para que, a su vez, nuestro país pueda enviar a sus lugares de origen a quienes lleguen deportados por nuestra frontera.

Lo más triste de las declaraciones de Petro en la entrevista fue que México también envía a los repatriados colombianos atados de pies y manos.

La responsabilidad de la coordinación entre los países no puede quedar únicamente a cargo del gobierno federal. Estados receptores como Nuevo León deben tener relaciones directas con los consulados, abrir oficinas de orientación y trato digno al migrante, como lo ha hecho el alcalde Adrián de la Garza en Monterrey y como lo ha planteado hacer también el alcalde César Garza en Apodaca.

El Gobierno del Estado, sin embargo, ha descargado la responsabilidad del tema migrante en las asociaciones civiles, que ya no se dan abasto ante el incremento de migrantes en la zona metropolitana. El Congreso del Estado también debe tener una participación activa en el tema. El refugio de El Carmen, a cargo del Gobierno Federal, está lleno, por lo que municipios y el Estado deben ser más proactivos para la atención y contención.

Lo que está claro es que, si no blindamos nuestra frontera sur, mejor dicho, si no construimos una frontera en el sur de México, seguiremos teniendo oleadas de proporciones inimaginables, con las correspondientes consecuencias en las relaciones políticas y económicas con Estados Unidos, así como el atropello de los derechos humanos de las personas migrantes en ambas naciones.