Juegos de la NFL: Ohio State Buckeyes vs Notre Dame
Los Ohio State Buckeyes de 2024 pasarán a la historia como un campeón nacional sólido, aunque sin entrar en debates sobre los mejores equipos de todos los tiempos. Con dos derrotas en su haber, incluida una frente a Michigan, que perdió cinco juegos y terminó en el ReliaQuest Bowl, el equipo no logra alcanzar la categoría de legendario. Aun así, ganar su primer título en 10 años y el noveno en la historia del programa consolida su lugar entre los grandes.
Sin embargo, lo que realmente define a estos Buckeyes es algo menos tangible pero profundamente significativo: son el campeón nacional que mejor personifica la singular mezcla de extravagancia, toxicidad y brillantez que caracteriza al fútbol americano universitario. Entraron al año como favoritos claros y terminaron reafirmando ese estatus en los playoffs. Pero antes de eso, en noviembre, el programa fue el epicentro de uno de los períodos más caóticos y disfuncionales en el deporte.
De la crisis al título
La derrota ante Michigan, la cuarta consecutiva en esta rivalidad, desató una crisis estatal sin precedentes. Jugadores, entrenadores, aficionados e incluso políticos estatales se vieron involucrados en un frenesí de recriminaciones. La dirección de Ryan Day, entrenador en jefe, circuló en internet, mientras que su familia enfrentó amenazas y abuso. La situación era sombría, pero la resiliencia del equipo quedó demostrada cuando se reconstruyeron rápidamente para culminar con una victoria 34-23 sobre Notre Dame en la final nacional.
El partido comenzó con un susto para los Buckeyes, ya que Notre Dame orquestó una serie ofensiva de 18 jugadas que duró casi 10 minutos para anotar un touchdown inicial. Sin embargo, Ohio State respondió con contundencia, liderando 31-7 en el tercer cuarto. Aunque los Irish recortaron la ventaja, los Buckeyes sellaron la victoria con una jugada clave: un pase de 56 yardas de Will Howard a Jeremiah Smith, un novato que fue el alma del equipo durante los playoffs.
Una máquina imparable
Smith fue el rostro de esta campaña triunfal. Sus actuaciones en las victorias sobre Tennessee y Oregon evocaron la perfección del fútbol. La estrategia ofensiva de Ryan Day y el coordinador ofensivo Chip Kelly permitió que Ohio State anotara un touchdown en la primera serie ofensiva de cada partido de playoffs, incluyendo uno en la final que dejó a Smith completamente desmarcado.
La defensa, aunque no tan dominante como en rondas anteriores, limitó a Notre Dame a 2.8 yardas por acarreo ajustadas y mantuvo suficiente presión para garantizar la victoria.
Un final esperado pero transformador
Desde el inicio de la temporada, los Buckeyes eran candidatos obvios para el título. Solo Georgia, ganadora de dos de los últimos tres campeonatos, tenía mejores probabilidades en los mercados de apuestas. La derrota contra Michigan en el fin de semana de rivalidad no cambió la realidad de que Ohio State era uno de los pocos equipos con el talento suficiente para ganar el campeonato.
Lo que siguió fue una narrativa surrealista: un equipo que pasó de ser objeto de críticas feroces a celebrar un campeonato. El contraste entre el caos de noviembre y el triunfo de enero resalta tanto la fragilidad como la fortaleza de los programas de élite en el fútbol universitario.
Un campeón para recordar
Con su victoria, los Ohio State Buckeyes 2024 no solo reclamaron el título nacional, sino que también ofrecieron una lección sobre la volatilidad del deporte. La mezcla de talento, estrategia y resiliencia les permitió superar un tramo difícil y reafirmar su posición como uno de los programas más destacados del país. A pesar de todo, los Buckeyes han demostrado que incluso en medio del caos, la excelencia puede prevalecer.
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