Tras asumir nuevamente la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero de 2025, Donald Trump ha tomado la decisión de cerrar la página web de la Casa Blanca en español, así como sus perfiles en redes sociales, en lo que parece ser una repetición de una medida adoptada durante su primer mandato. Al ingresar al sitio oficial de la Casa Blanca en español, los usuarios se encuentran con un error de “página no encontrada”, con la opción de acceder solo a la versión en inglés. Esta acción refleja la línea política de Trump, que sigue enfocada en la defensa de los intereses estadounidenses y en reducir los recursos dirigidos a la comunicación en otros idiomas.
La reversión de Biden y el regreso de la medida
Este no es un hecho aislado. En 2017, durante su primer mandato, Trump había decidido cerrar la versión en español de la página web de la Casa Blanca y sus cuentas de redes sociales, lo que generó controversia en ese momento. Sin embargo, su sucesor, Joe Biden, durante su mandato reabrió la página web y las redes sociales en español, argumentando que el acceso a la información en el idioma más hablado después del inglés en los Estados Unidos era crucial para una comunicación más inclusiva con la población hispanohablante.
Tras su toma de posesión en 2025, Trump ha reiterado la política que llevó a cabo en su primer mandato. La página web de la Casa Blanca ya no está disponible en español, y el perfil en la red social X, anteriormente utilizado para comunicarse con los hispanohablantes, también ha desaparecido. Esta decisión refuerza la postura de Trump de priorizar la comunicación en inglés, dejando en segundo plano a la comunidad hispanohablante en términos de acceso directo a la información oficial de la Casa Blanca.
Implicaciones de la medida y su contexto político
El cierre de estas plataformas en español ocurre en el marco de una serie de decretos presidenciales firmados por Trump al inicio de su mandato. Estos decretos están orientados a promover la defensa de los intereses de Estados Unidos y a limitar la influencia extranjera en el país. La medida puede interpretarse como parte de su enfoque en priorizar las políticas internas y reducir el acceso de los ciudadanos hispanohablantes a recursos gubernamentales.
Este movimiento genera debate en cuanto a la accesibilidad de la información pública, especialmente en un país donde más de 41 millones de personas hablan español como su lengua materna. Si bien algunos consideran que es un paso hacia la homogeneización de la comunicación, otros argumentan que es una medida excluyente que podría afectar la transparencia y el acceso a la información para una gran parte de la población estadounidense.
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