Nicolás Maduro tomó protesta como presidente de Venezuela por tercera vez el 10 de enero de 2025, en una ceremonia organizada por la Asamblea Nacional controlada por su partido, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). En su discurso, Maduro afirmó: “Inauguro el periodo de paz”, haciendo un llamado a la reconciliación en medio de las crecientes tensiones políticas y sociales en el país.
El acto de juramentación, sin embargo, estuvo marcado por la incertidumbre sobre la legitimidad de su reelección, ya que las elecciones de 2024 han sido cuestionadas tanto dentro como fuera del país. Mientras tanto, en las calles de Caracas y otras ciudades, se registraron protestas y disturbios, reflejo del malestar de sectores de la oposición que siguen cuestionando su mandato. A pesar de las manifestaciones de apoyo de sus seguidores, las protestas contra Maduro continúan, especialmente en el contexto de la grave crisis económica y social que vive Venezuela.
Por su parte, Edmundo González, quien fue reconocido como presidente electo por varios gobiernos internacionales tras presentar pruebas de su victoria, se encuentra exiliado en España desde septiembre, tras la emisión de una orden de arresto en su contra. La situación política sigue siendo profundamente polarizada, con el régimen de Maduro enfrentando un rechazo significativo tanto interno como internacional.
Con su toma de posesión, Maduro pretende consolidar un conjunto de políticas que, según él, han ayudado a estabilizar la economía del país, al lograr controlar la escasez de productos básicos y la inflación descontrolada que marcaron gran parte de su gobierno. No obstante, las promesas socialistas del presidente, que fueron un pilar en su discurso durante los primeros años de su mandato, se ven cada vez más alejadas de las realidades que enfrenta Venezuela hoy en día.
