Por: José Luis Pliego
Con profunda tristeza, la comunidad policial federal del país recibió la noticia el miércoles 18 de diciembre de que integrantes del equipo del secretario Omar García Harfuch habían sido atacados con armas de fuego en Culiacán, Sinaloa, ataque que cobró la vida de un agente.
Y lo que inmediatamente corrió en los ánimos de la comunidad de seguridad civil, en sus áreas de investigación e inteligencia, fue el consenso de que a la SSPC la han estado emboscando desde antes, quienes no quieren que García Harfuch sea un contrapeso eficaz y dé resultados: así y solo por eso.
Procedo a explicar unos ejemplos:
1. Al secretario se le demoró la reforma al artículo 21 constitucional prácticamente todo el último trimestre de 2024. Apenas le fue “concedida” hace unos días. Y de la disminución presupuestal a la secretaría mejor ni escribimos.
2. Al secretario no le han sido entregados casi 10 mil elementos de carrera policial que desde la reforma de septiembre a la Guardia Nacional deberían estar ya, también desde hace varios meses, en las filas de Seguridad, sumando esfuerzos y cerrando filas con García Harfuch.
3. Al secretario no le han sido entregas más de 50 instalaciones estratégicas como hangares, oficinas, inmuebles y bases en todo el territorio nacional propiedad de la secretaría, desde donde pueda operar la agenda de seguridad.
4. Al secretario no le han sido entregadas las aeronaves propiedad de la institución que encabeza.
5. Al secretario le fueron concedidas, apenas hace unos días, unas cuantas armas en préstamo, derivado de que la institución que comanda no tiene armamento propio.
En suma, siendo solo algunos de los muchos ejemplos que podría escribir en varias páginas, al secretario no le ha sido entregada la voluntad de ayudarlo a cumplir la enorme encomienda que le ha encargado por su cercanía y confianza la Presidenta. La comunidad civil policial en el país lo percibe y lo comenta.
Los responsables de la dilación, por acciones y omisiones, saben quiénes son y han demorado tres meses en dar su apoyo incondicional y sin reservas al secretario de Seguridad federal.
La emboscada de Culiacán pudo haberse evitado si hubiese tenido más hombres, por ejemplo, más solidaridad; pero García Harfuch y sus hombres están en la línea de fuego haciendo lo que valientemente pueden, esperando a que quienes deben arroparlo lo hagan y le dejen de escatimar lo que por derecho le corresponde como secretario.
Estamos a unos días de enero. ¿Cuántos meses más van a demorar?
La comunidad policial civil de la Federación nos unimos a la pena que embarga a la familia y amistades del compañero caído en el cumplimiento de su deber en Sinaloa.