Un viaje a la Antártida diseñado para resolver el eterno debate sobre la forma de la Tierra ha generado un cambio inesperado en uno de sus participantes. Jeran Campanella, un reconocido terraplanista, presenció el fenómeno del sol de medianoche y admitió que sus teorías podrían estar equivocadas.
Un experimento ambicioso en el continente helado
El viaje, denominado “El Experimento Final”, fue organizado por Will Duffy, un pastor de Colorado, Estados Unidos. La expedición incluyó a cuatro terraplanistas y cuatro defensores de la teoría científica de la Tierra esférica. Su destino: la Antártida, uno de los lugares más remotos del planeta, donde el fenómeno del sol de medianoche, visible durante el verano austral, pone en evidencia la curvatura y la inclinación axial de la Tierra.
Duffy explicó que el objetivo del experimento era claro: proporcionar una prueba definitiva sobre la forma del planeta. “Después de ir a la Antártida, nadie tendrá que perder más tiempo debatiendo la forma de la Tierra”, afirmó en un comunicado previo al viaje.
El sol de medianoche como prueba científica
El fenómeno del sol de medianoche ocurre cuando el Polo Sur se orienta directamente hacia el Sol debido a la inclinación axial de la Tierra, permitiendo su visibilidad durante 24 horas al día. Este fenómeno, según la comunidad científica, es una prueba irrefutable de la esfericidad del planeta.
Sin embargo, los terraplanistas han argumentado durante años que el Tratado Antártico de 1959 impide visitas civiles al continente para ocultar “la verdadera forma de la Tierra”. Este viaje buscaba desmentir tales afirmaciones, aunque cada participante tuvo que desembolsar 31,495 dólares para formar parte de la expedición.
Un cambio de perspectiva
Jeran Campanella, creador de contenido sobre el terraplanismo en plataformas como YouTube, fue uno de los miembros destacados del grupo. Al presenciar el sol de medianoche en la Antártida, Campanella reconoció: “A veces te equivocas en la vida. Yo creía que no había un Sol de 24 horas. De hecho, estaba bastante seguro de ello”.
Aunque admitió la existencia del fenómeno, Campanella evitó una declaración tajante sobre la esfericidad de la Tierra, señalando que su honestidad podría ser cuestionada por otros terraplanistas: “Me doy cuenta de que me llamarán farsante por decir esto y, ¿sabes qué? Si eres un farsante por ser honesto, que así sea”.
Reacciones divididas en la comunidad terraplanista
No todos los terraplanistas que participaron en el experimento quedaron convencidos. Uno de ellos, aunque aceptó la existencia del sol de medianoche, manifestó que necesitaba más pruebas para cambiar su postura sobre la forma de la Tierra.
Mientras tanto, la comunidad terraplanista a nivel mundial ha mostrado reacciones encontradas tras el experimento. Algunos han comenzado a cuestionar sus creencias, mientras que otros han mantenido sus teorías, argumentando posibles fraudes, manipulación de imágenes, o incluso sugiriendo que el organizador del viaje podría estar vinculado con la NASA.
Un experimento que avivó el debate
A pesar de las pruebas observadas, el viaje a la Antártida no logró resolver el debate entre terraplanistas y defensores de la ciencia. En lugar de cerrar el caso, el experimento parece haber generado nuevas discusiones y más escepticismo dentro de la comunidad terraplanista.