El peso mexicano se debilita en noviembre: máximos anuales y múltiples factores de presión
Ciudad de México. Durante el mes de noviembre, el peso mexicano registró una significativa depreciación, alcanzando su nivel más alto en lo que va del año. Esta tendencia, marcada por una combinación de factores externos e internos, ha generado preocupación entre analistas e inversionistas sobre la estabilidad económica del país.
Factores externos: tensiones comerciales y riesgos de recesión
Entre las principales causas externas que han influido en la debilidad de la moneda, destacan las tensiones comerciales entre México y Estados Unidos. Las amenazas por parte del gobierno estadounidense de imponer aranceles adicionales han incrementado la incertidumbre en los mercados, debilitando la confianza de los inversionistas.
Expertos advierten que una posible guerra comercial con Estados Unidos podría tener efectos devastadores para la economía mexicana. Dado que una gran parte de las exportaciones de México depende de este socio comercial, un conflicto prolongado podría impactar severamente en sectores clave y aumentar el riesgo de una recesión.
Factores internos: desconfianza institucional y dudas fiscales
En el ámbito doméstico, decisiones recientes del gobierno han acrecentado las preocupaciones sobre el estado de derecho y la transparencia. La aprobación de reformas que eliminan organismos autónomos como el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) ha sido señalada como un retroceso institucional.
Estas medidas han incrementado los riesgos percibidos de corrupción y debilitado los contrapesos políticos en México, factores que desincentivan la inversión y aumentan la incertidumbre. Además, las proyecciones económicas para 2025 presentadas por el gobierno han sido recibidas con escepticismo, particularmente en cuanto a la sostenibilidad de las finanzas públicas.
Advertencias de calificadoras y presión inflacionaria
Agencias calificadoras han reaccionado ante la situación económica del país. Moody’s, una de las principales firmas evaluadoras, ajustó la perspectiva de la calificación crediticia de México a negativa. Este cambio fue atribuido a la rigidez del gasto público y a las recientes reformas constitucionales aprobadas, lo que incrementa los riesgos financieros para el país.
Por otro lado, el debilitamiento del peso tiene implicaciones directas para la economía mexicana. Un tipo de cambio más débil encarece las importaciones, lo que podría generar presiones inflacionarias en los próximos meses. Además, la volatilidad cambiaria desalienta la inversión extranjera directa, limitando las posibilidades de crecimiento económico sostenido.
Panorama incierto
El panorama para el peso mexicano se mantiene incierto, con desafíos tanto internos como externos que podrían seguir presionando la moneda. Analistas coinciden en que revertir esta tendencia requerirá medidas que fortalezcan la confianza en la economía nacional, incluyendo el restablecimiento de contrapesos institucionales y una gestión fiscal más responsable.
La situación destaca la necesidad de actuar con prudencia y fomentar políticas que impulsen la estabilidad económica y reduzcan los riesgos de largo plazo para México.