Por: Luis Vega
La reunión de los obispos mexicanos con la presidenta Claudia Sheinbaum fue un gran acontecimiento para abrir y fortalecer los caminar por los caminos de la Paz con justicia en México.
Hacía mucho tiempo que los cardenales, arzobispos y obispos mexicanos no tenían una relación tan cálida, sincera y de escucha sobre todos los temas como la que ocurrió con la secretaria de Gobernación Rosa Icela Rodríguez y Clara Luz Flores, antes de reunirse todos con La Presidenta de México. Se habló de todo, dijo uno de los asistentes.
Luego que hablaron obispos y la presidenta Claudia Sheinbaum, uno de los obispos asistentes reconoció que faltaron los acuerdos particulares, los cómos, los aterrizajes de un gran acuerdo nacional que sume a todos los actores políticos y sociales. Pesa mucho la sombra de López Obrador entre obispos y la presidenta para romper el cordón y plantear una relación nueva.
Hay reconocer la gran labor del obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, quien durante muchos años ha tejidoo fino para llegar a una relación de respeto y confianza con Claudia Sheinbaum, para buscar soluciones de fondo y caminar en la reconciliación de este país que se ha convertido en un cementerio y en un valle de lágrimas porque hay miles de madres en busca de sus hijos y familiares muertos por la violencia.
Las palabras de la presidenta Sheinbaum en su mensaje a los obispos son un gran avance en el camino de La Paz con justicia. Dijo muchas ideas que valen la pena rescatar:
“primero que sepan que va a haber completa colaboración, vamos a trabajar unidos, necesitamos sumar fuerzas en todo el país para enfrentar a diversos retos”. “La construcción de la paz tiene que ver con las Iglesias, tiene que ver con las organizaciones civiles, tiene que ver con la educación, tiene que ver con la reconstrucción del tejido social en muchos lugaresdonde lamentablemente se ha roto”.
Sheinbaum habló de convertir a los templos en un lugar para que las personas entreguen las armas, de un programa para reconstruir iglesias y resolver servicios como luz, agua, entre otros.
Los obispos plantearon problemas serios relacionados con la seguridad, el crimen organizado y la violencia, el respeto al vida, la educación y respeto al estado de derecho.
En esta primera reunión de obispos con la presidenta “no hubo acuerdos particulares para hacer una agenda de paz”, no hubo ofrecimientos para saber qué se puede hacer entre la Iglesia Católica y los otros credos religiosos con el gobierno federal, estatal y municipal respecto a las madres buscadoras, familiares de la víctimas, una educación a todos los niveles en favor de paz, por mencionar unos temas.
Algunos asistentes a la CXVII asamblea de la CEM confiaron que “nos tuvimos mucho respeto, por eso no fuimos a fondo en las propuestas, porque no queremos repetir la relación de indiferencia que tuvimos con López Obrador”. Que aplicó aquella política de “ni los veo, ni los escucho”.
Pero queremos que la Presidenta convoque a un diálogo nacional por la paz, donde participen los tres niveles de gobierno, los partidos políticos, los congresos locales y federal, las organizaciones sociales, el sistema educativo mexicano desde las primarias hasta las universidades públicas y privadas, los organismos internacionales y nacionales que trabajan en favor de la paz, la justicia y la reconciliación.
Varios de los asistentes fueron muy puntuales en la relación bilateral iglesia-gobierno: tienen que darse vinculaciones institucionales permanentes, periódicos que partan de un programa de trabajo; deben aprovecharse los organismos del gobierno y de las iglesias que trabajarían con el mismo objetivo de ayudar a víctimas, prevenir la violencia y socializar las acciones por La Paz; establecer un buzón de sugerencias y participación ciudadana y de los feligreses de todas las iglesias.
La reunión obispos con la presidenta es un primer paso de un programa de gran calado que convoque a todos, y todos es todos, sin importar su filiación política, partidista y religiosa.
El primer paso, ya lo dieron la Iglesia Católica y los obispos, ¿quién va a articular y operar el diálogo nacional, quién va a convocar a quienes? El tema de la paz con justicia en México está por encima de un plan de gobierno.
Avisos Parroquiales
La conferencia episcopal mexicana tiene una nueva diligencia que encabeza Ramon Castro y que le acompañan como Vicepresidente Jaime Calderón Calderón, Arzobispo de León; Secretario General, Héctor Mario Pérez Villarreal, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México; Tesorero Jorge Alberto Cavazos Arizpe, Arzobispo de San Luis Potosí; y los vocales Roberto Yenny García, Obispo de Ciudad Valles y Rutilo Felipe Pozos Lorenzini, Obispo de Ciudad Obregón