Descubren la dieta de leones devoradores de humanos en el siglo XIX gracias al ADN minúsculo

Un reciente estudio genético ha revelado detalles fascinantes sobre la dieta de los infames leones de Tsavo, que aterrorizaron a los trabajadores del Ferrocarril Kenia-Uganda en 1898. Estos dos leones machos mataron al menos a 28 personas antes de ser abatidos por el coronel John Henry. Patterson. Más de un siglo después, un análisis innovador ha permitido a los científicos identificar su dieta a partir de diminutas muestras de ADN, arrojando luz sobre su preferencia alimentaria, que incluía sorprendentemente carne humana.

El terror de Tsavo: un capítulo oscuro en la historia del ferrocarril

En 1898, durante la construcción del Ferrocarril Kenia-Uganda, un par de leones sin melena causaron terror al atacar y devorar a varios trabajadores. Los leones, que cazaban por la noche, se convirtieron en un mito aterrador en la región, hasta que el ingeniero jefe, el coronel Patterson, logró matarlos en diciembre de ese mismo año. Los cuerpos de los leones fueron vendidos al Museo Field de Historia Natural en Chicago, donde permanecerán en exhibición hasta el día de hoy.

Aunque las cifras iniciales de víctimas humanas fueron exageradas en algunos relatos, estudios modernos confirman que los leones mataron a al menos 28 personas, lo que los convierte en uno de los casos más famosos de ataques de animales a humanos.

Tecnología genética de vanguardia revela una dieta única

Un equipo de científicos de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign utilizó tecnología de secuenciación de ADN en pequeñas cantidades de muestras recuperadas de los dientes de estos leones. El estudio, publicado en la revista Current Biology , permitió a los investigadores extraer y analizar ADN degradado que se encontraba en el pelo incrustado en las cavidades dentales de los animales. Este innovador enfoque permitió identificar no solo la dieta humana de los leones, sino también la variedad de especies animales que consumieron.

Los resultados del análisis mostraron que, además de carne humana, los leones se alimentaban de varias especies, incluidas dos subespecies de jirafas de Tsavo, órix, antílopes acuáticos, ñus y cebras. La tecnología de secuenciación utilizada permitió a los científicos comparar las secuencias de ADN mitocondrial con bases de datos de referencia, confirmando así las presas que estos grandes felinos cazaron.

Un método con grandes posibilidades para la ciencia.

La autora principal del estudio, Alida de Flamingh, explicó que el enfoque empleado para identificar la dieta de estos leones es pionero y ofrece enormes oportunidades para futuros estudios en la biología y la paleontología. “Este método nos permite reconstruir dietas y comportamientos de caza de individuos, poblaciones e incluso especies extintas”, comentó de Flamingh. “Esperamos que otros investigadores adopten esta técnica para estudiar los restos de presas en los cráneos y dientes de otros animales”.

Este tipo de análisis metagenómico no solo arroja luz sobre las especies de presas consumidas, sino que también contribuye a una mejor comprensión de la ecología y el comportamiento de los depredadores históricos, como los leones de Tsavo, cuyo inusual comportamiento sigue siendo objeto de fascinación científica. .

Una mirada al pasado con tecnología moderna

El estudio de los leones de Tsavo es un claro ejemplo de cómo la ciencia moderna puede ayudarnos a entender eventos históricos desde una nueva perspectiva. A través de la tecnología genética, los científicos ahora pueden estudiar con precisión las dietas de animales que vivieron hace más de un siglo, lo que abre nuevas puertas para la investigación de especies extintas y sus interacciones con el entorno.

Con estos avances, los misterios de depredadores como los leones de Tsavo pueden ser comprendidos con mayor claridad, arrojando luz sobre su comportamiento y su impacto en el ecosistema y la humanidad en una época de colonización y expansión de infraestructuras en África.

Este tipo de estudios no solo alimenta la curiosidad científica, sino que también promueve una mayor comprensión del pasado, lo que puede ayudar a los conservacionistas y biólogos a enfrentar los desafíos actuales en torno a la preservación de la vida silvestre.